3 de mayo de 2025

Los militares no son un adorno

La polémica surgida en torno a la ausencia de las Fuerzas Armadas en los actos de conmemoración de la fiesta del 2 de mayo en Madrid, me da pie para reflexionar sobre una idea que tengo desde hace muchos años y que hasta ahora nunca me había decidido a manifestar por escrito. Siempre he pensado que los militares no deberían participar como institución en ningún acto publico que no sea estrictamente castrense y de carácter nacional, es decir, ni en los civiles que no reúnan estas condiciones ni en los religiosos.

Las imágenes tan repetidas todos los años del Cristo de la Buena Muerte en brazos de los legionarios, nunca me han gustado, porque comprometen la neutralidad del ejército. Esa mezcla de bravura militar y de religiosidad me parece una manipulación del espíritu castrense a favor de una parte de la sociedad, la de los creyentes o la de los que defienden la tradición de las procesiones.

Cuando veía a la señora Díaz Ayuso años anteriores pasar revista a las tropas y después contemplar su desfile desde un podio frente a las dependencias de la Comunidad de Madrid, se me antojaba una burda imitación de la imagen de un jefe de estado el día de la fiesta nacional de su país. Posiblemente era lo que ella buscaba y no entiendo que hasta ahora el gobierno se lo haya consentido.

El ejército ni es un adorno ni está al servicio de ningún político. Los militares no son mayorettes. Por tanto, utilizar su presencia con soterradas intenciones partidistas es un fraude que hay que evitar, por la propia dignidad de la institución militar y por la salvaguardia de la imagen de su neutralidad. No es propiedad del gobierno, como dice la ilustre presidenta de Madrid, pero sí está a sus órdenes, como indica la Constitución. Su presencia no debe responder al capricho de un político ni al del presidente de una cofradía de penitentes.

Hay polémicas que vienen muy bien porque actúan como revulsivos de situaciones de hecho que no se sustentan en ninguna legalidad. Por tanto, bienvenida la provocada por la supresión de la parada y consiguiente desfile militar frente a doña Isabel Díaz Ayuso, porque, si sirve de ejemplo, no volveremos a ver situaciones como éstas nunca más.


4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo por mucha rabia que le de a Ayuso, que quiso convertir la fiesta de todos los madrileños en un acto político contra Pedro Sánchez.
    Fernando

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  2. Luis, espero otro artículo tuyo sobre los desfiles militares que me iluminen sobre estos actos, sobre su conveniencia, su necesidad, su espectacularidad...
    ¡Bravo por el de hoy!
    Angel

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    1. Ángel, me pides un artículo difícil de escribir, porque cualquier explicación que diera se basaría en la simbología y sé que los símbolos a veces están reñidos con la racionalidad. Los desfiles militares en los países democráticos, si no se utilizan con fines partidarios y por tanto espurios, pretenden representar la unidad de la nación frente amenazas externas. A mí no me parece mal que el día de la fiesta nacional, una vez al año, el país pueda contemplar una manifestación externa de las características de sus fuerzas armadas. Aunque sé que tú no eres refranero, lo cortés no quita lo valiente.
      Gracias por tu exclamación final.

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