19 de mayo de 2025

Apaga y vámonos

 

A mí el apagón me sorprendió en una terraza a la hora del aperitivo, cuando me disponía a tomar una cervecita, esperando a mí mujer que había ido a hacer unas compras. Al intentar llamar con el móvil, me di cuenta de que algo extraño sucedía. Cómo siempre que me falla un dispositivo, empecé a sentir el vértigo que produce en mi ánimo encontrarme de repente con la sensación de no saber qué hacer para resolver el problema. Pero de repente oí en la mesa de al lado unas voces que decían que se había producido un apagón general en España y en parte del extranjero, lo que me tranquilizó. No era mi teléfono, era una caída de la red de alta tensión por causas desconocidas. No era yo, era el país entero. Menos mal.

Pero la conversación de los de aquella mesa, un grupo de tres hombres con apariencia por su edad de jubilados, no sólo me puso al corriente de las causas de que mi móvil no funcionara, sino que además señalaron al responsable, por supuesto a Pedro Sánchez. Frases como es un inepto y estoy seguro de que cuando deje el poder irá directamente a la cárcel, sólo fueron el inicio de una larga retahíla de acusaciones, entre las que destacaría la que hacía referencia a los millones de euros que el presidente del gobierno está invirtiendo en la República Dominicana. El camarero que los atendía, al parecer dominicano, dio fe de la grave acusación, asegurando que se había comprado en su país una provincia entera. Uno de los jubilados dijo entonces con manifiesta clarividencia, éste que es de allí lo tiene que saber muy bien.

Como nosotros teníamos en casa el kit de supervivencia, quiero decir una vieja radio de pilas, velas suficientes y la nevera bien surtida, pasamos las nueve horas que duró el apagón sin grandes angustias, más o menos informados de lo que estaba sucediendo y por tanto muy tranquilos. Nos enteramos sorprendido de que algunas comunidades habían solicitado que el gobierno asumiera la responsabilidad de hacer frente a las amenazas, emulando ese juego tan divertido que se llama “tú la llevas” y siguiendo la conocida estrategia de los éxitos son míos y las dificultades te las traspaso. Aunque es posible que también estuviera presente en sus conciencias el complejo Mazón o síndrome de la DANA. Concretamente, doña Isabel Díaz Ayuso pidió que se desplegara el ejército por las calles de Madrid para evitar saqueos, algo que casaba muy mal con la experiencia que habíamos vivido el par de horas que nosotros estuvimos dando una vuelta antes de volver a casa. Tranquilidad absoluta, tráfico lento, pero sin grandes complicaciones y, sobre todo, colaboración ciudadana. Está claro que a la presidenta de Madrid le encanta la presencia de militares, ya sea en los desfiles o patrullando por las calles.

Pero aquello no había hecho más que empezar. Esta oposición responsable y colaboradora que disfrutamos en España desde hace un tiempo no iba a perder la ocasión -hasta ahí podíamos llegar- de atacar al gobierno. Acusaciones de falta de información, insinuaciones de que el gobierno sabía lo que había sucedido pero no le interesaba decirlo, ataque a las renovables, defensa de las nucleares y toda una panoplia de improvisaciones sin fundamento, muy al estilo de su discurso en los últimos años.

El señor Abascal fue todavía más allá, resumiendo con brillantez retórica su opinión de que el apagón sólo tenía un culpable, Pedro Sánchez. Para qué gastar más saliva, cuando con un solo nombre se resume toda una casuística técnica. Leña al mono, don Santiago, y al que le pique que se rasque.

Del robo de cables de cobre hablaré otro día, aunque cuando lo redacte seguramente diré lo mismo que he dicho en éste, porque las monsergas se repiten una y otra vez, en una secuencia ininterrumpida de actitudes infantiles. ¿Por qué no harán oposición útil? ¿No será que no saben?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cualquier comentario a favor o en contra o que complemente lo que he escrito en esta entrada, será siempre bien recibido y agradecido.