15 de mayo de 2025

Váyase, señor Sánchez

Hay políticos a los que les cuesta mucho permanecer callados tras su paso por el poder, pero si tuviera que destacar a uno sería a José María Aznar, un personaje que desde dejó La Moncloa no ha dejado de seguir soltando improperios por esa boquita que Dios le ha dado. Da la sensación de que aquella machacona solicitud de “márchese, señor González” le dejó tan buen sabor de boca, que muchos años después, cuando ya no es más que un espectro político, en cuanto le dan cancha continúa con letanías similares.

Hace unas semanas, en el congreso del PP europeo en Valencia, se le llenó la boca de insultos, descalificaciones y símiles catastrofistas contra el presidente del gobierno, a cuyo gabinete calificó de moribundo, todo ello frente a mandatarios foráneos. El patriotismo, José María Aznar, se lo pasa por el forro. Si no fuera porque su imagen resulta extravagante, una mezcla de rostro inexpresivo y de discurso hueco, con sus mensajes podría estar haciendo mucho daño a la imagen del país, porque al objeto de sus desvelos no creo que tanta iniquidad le cause mella.

Habría que recordarle al presidente de FAES determinados episodios sucedidos bajo su mandato, aunque estoy convencido de que no serviría de nada, porque debe de considerar que su figura está por encima del bien y del mal.

¿Se le han olvidado los 64 militares fallecidos en el accidente del Yak 42? Quizá, pero fue una auténtica catástrofe causada por la incompetencia de su ministro de defensa al fletar un avión manejado por una sociedad pirata, sin ninguna garantía de seguridad. ¿Se acuerda de lo que sucedió después con la repatriación de los cadáveres? Las precipitaciones por tapar todo aquel espectáculo que dejaba muy mal a su gobierno, originaron que los cuerpos ni siquiera llegaran a España debidamente identificados, con la consiguiente indignación de sus familiares cuando, al abrir los féretros, lo comprobaron.

De lo de las bombas en los trenes de cercanías para qué vamos a hablar. Después de que empezaran a acumularse pruebas de que se trataba de terroristas yihadistas, el señor Aznar y sus portavoces mantuvieron durante un tiempo la versión de que había sido ETA, porque reconocer que su irresponsable entrada en la guerra de Irak podía estar detrás de aquella barbarie no favorecía los interese electorales de su partido.

Por cierto, de la guerra de Irak y de sus consecuencias prefiero no hablar, porque es uno de los mayores disparates políticos que yo he visto cometer a un presidente del gobierno español desde que volvió a España la democracia. Mentira tras mentira para justificar aquella innecesaria invasión, que sólo beneficiaba los intereses de Bush y que causó la muerte de miles de seres humanos..

¿Cómo se atreve el señor Aznar con estos brillantes antecedentes a alzar la voz contra el legítimo gobierno de España en un congreso internacional?

¡Cállese usted, señor Aznar!

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