Hace poco he asistido a uno de estos últimos. Como suele
sucederme cada vez que me encuentro rodeado de algún boato religioso, sea del
carácter que sea, presto mucha atención a los detalles. En esta ocasión el
oficiante era un sacerdote colombiano, párroco de un pueblo de la llamada España
vaciada, que con su inconfundible acento nos largó una lección propia de
catequistas, sin que faltaran preguntas a los que nos sentábamos frente a él.
Lo curioso es que algunos de los que allí estaban, envalentonados ante el reto de
responder correctamente, contestaban con entusiasmo. “¿Por qué nos bautizan nada
más nacer?”, inquirió en un momento determinado el oficiante. “Para convertirnos en hijos de Dios”,
contestó una entusiasta asistente que quizá se acordara de lo que
predicaba el catecismo del padre Ripalda. A punto estuve de intervenir y apostillar que, según la doctrina actual, hijo de Dios somos todos por el hecho de haber nacido. Pero me acordé de aquello de zapatero a tus zapatos y guardé silencio.
Estoy leyendo un libro de Javier Cercas -creo que ya lo he mencionado en otro artículo de este blog- que se titula “El loco de Dios en el
fin del mundo”, una mezcla de ensayo periodístico y de libro de viajes. Como versa sobre la visita que el papa Francisco realizó hace no demasiado tiempo a Mongolia -viaje al que asistió también el escritor-, a lo largo de sus páginas van
surgiendo muchas de las conversaciones que mantuvo éste con personalidades
vaticanas, sobre asuntos de carácter laico o religioso o filosófico. Uno de ellos, bastante
recurrente a lo largo del escrito, es la falta de actualización de los mensajes
de la Iglesia católica, muchos de ellos anclados en otros tiempos,
completamente anticuados y que no aportan ninguna novedad a quien los oye.
En este libro, la expresión "hay que sacar a la Iglesia de
las sacristías" se repite con mucha frecuencia, una manera de decir que el clero
está obligado a abandonar la vieja retórica religiosa para cambiarla por
mensajes actualizados. A los feligreses lo que les interesa hoy es el punto de vista de la doctrina cristiana respecto a la inmigración, a la lentitud en los avances sociales, a la galopante corrupción entre los
políticos, a la pedofilia, a la violencia machista, a la falta de igualdad de oportunidades, a la intolerancia cada vez más extendida en los países occidentales, al papel de la mujer en la Iglesia. Pero de eso los predicadores,
salvo honrosas excepciones, poco saben y por consiguiente nada dicen. Prefieren repetir hasta la saciedad los "mensajes evangélicos” que aprendieron en los seminarios, sacándolos de contexto muchas veces, porque para ellos comprometen menos que entrar en discusiones sobre temas "terrenales".
El papa Francisco intentó acabar con esta manera de hacer
las cosas, lo que no significa que cambiara los dogmas como algunos de sus
numerosos detractores sostienen. Era consciente de que de otra forma los países
desarrollados continuarían perdiendo creyentes, porque el mundo avanza por
caminos cada vez más separados de lo que enseñaba el viejo catecismo.
De todo, hasta de una ceremonia al viejo estilo clerical, se pueden sacar conclusiones.
Con relación a lo que escribes (como no creyente acérrimo) algunas matizaciones:
ResponderEliminarTodas las religiones son ancestrales y sus escritos y máximas a seguir son igualmente ancestrales (cristianas, católicas , mahometanas , indues ....)
A los que no les gustes sus ritos , enseñanzas, consejos, pues simplemente que pasen de ellas.
La religión y su confluencia con la política siempre ha tenido resultados históricos nefastos,
Habría que cumplimentar una máxima de la religión cristiana "Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios" (hoy dia nadie te obliga a ser cristiano)
Postdata ¿Alguien se atreve a criticar a otras religiones y su estancamiento en el pasado? Con la cantidad de musulmanes que están entrando en España sus costumbres y sus religiones y esa "probable imposibilidad de integración" gracias a la enorme influencia estricta y ancestral de su religión ¿por que nadie las analiza y/o las comenta?
Gracias por tu interesante exposición que, en mi opinión, sobrepasa el alcance de lo que he intentado exponer en este artículo. Mi intención era simplemente hablar de las homilías que oigo en las ceremonias religiosas a las que asisto, la mayoría de ellas repetitivas y con escaso valor social. Comparar la religión católica con otras religiones o entrar en profundidades teológicas no entraba dentro de mi propósito.
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