No se acaba de entender por qué el gobierno no reacciona
contra tanta iniquidad. Cuando hablo de reaccionar, no me refiero a más de lo mismo,
sino a usar la información como arma defensiva. Las maniobras de distracción no
suelen dar buenos resultados, porque siempre se interpretan como intentos de
escurrir el bulto. La única manera de defenderse ante los ataques infundados es
ir con la verdad por delante y no andarse con subterfugios. Si hubo un apagón
causado por alguna imprevisión, dígase y corríjase. Si evitar los robos de
cobre resulta una misión casi imposible, que lo sepa la población. Si los
WhatsApp no eran más que la utilización de un lenguaje coloquial, reconózcase
que fue una estupidez y que no había mayores intenciones. Si Leire Díez actuó por su cuenta y no bajo
la dirección del partido, demuéstrese con pruebas o actúese en consecuencia.
Lo contrario, entrar al trapo de la provocación con el
consabido y tú más, no sirve absolutamente de nada. Es más, anima a la
oposición a seguir con el mismo tono para provocar y
obligar al gobierno a sacar los pies del plato, que al fin y al cabo es lo que busca. Es verdad que hay muchas posibilidades de que la legislatura se agote, pero dos años más sometidos a este desgaste hace pensar que en las
próximas elecciones la izquierda corre el riesgo de llevarse un disgusto.
El ruido mediático va a seguir aumentando en intensidad y la
única manera de ponerle freno es utilizar la información con inteligencia. Hace unos días hemos sabido que el IPC ha descendido tres décimas con respecto al registrado en
abril y que la bajada del Euribor puede suponer a los que tienen una hipoteca
media (150.000 euros en 30 años) un ahorro de 1.800 euros al año. Dos datos fantásticos, a
los que el gobierno debería estar sacando punta. Por si fuera poco, hoy se han publicado los datos del desempleo, que demuestran que el paro está por debajo de dos millones y medio y que el número de afiliados a la seguridad social se sitúa alrededor de los veintiún millones setecientos mil trabajadores, unas cifras impensables hace unos meses. Pero todos los portavoces del PSOE dedicados a desmentir acusaciones, en vez de a difundir los buenos datos
económicos que se derivan de su gestión.
A la oposición no le pediría nada, porque con los extremistas no se puede contar; al gobierno y al PSOE les recomendaría que cambiaran de estrategia, porque la de esconder la cabeza debajo del ala no es ni mucho menos la mejor de las posibles; a sus aliados que se dejen de marear la perdiz si no quieren terminar siendo los más perjudicados.
Desde luego la política del PP no tiene otro objetivo que sacar el PSOE del poder. Nunca han planteado algo constructivo, como una propuesta de pacto puntual. Esto va contra el interés general, pero no les importa. Solo así pueden entenderse los nombramientos de personas como Tellado.
ResponderEliminarAhora bien, aunque no haya equidistancia, no se puede negar que en el PSOE ha habido recientemente escándalos importantes. No tantos como dice la derecha, pero los ha habido. Esto último de Leyre Diez es especialmente grave y se corre el peligro de que los ciudadanos vean una cierta equidistancia, aunque no sea cierta. Con ello el PSOE perderá una ventaja competitiva importante, pues los escándalos eran solo del PP. Es probable que muchos votantes indecisos, pero normalmente proclives al PSOE, se queden en casa cuando haya elecciones.
De acuerdo contigo. Por eso digo que la estrategia que está siguiendo el PSOE no es la más adecuada. Debe informar con claridad y ser más trasparente. Está obligado a jugar mejor sus bazas, que son muchas.
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