24 de agosto de 2025

El Vaticano y los vaticanistas

 

Siempre he sentido curiosidad por todo aquello que rodea a la organización de la Iglesia Católica, me refiero a los aspectos  terrenales y no a los religiosos. Como mi lógica no admite que la supervivencia de esta organización a lo largo de veinte siglos de existencia se deba a la intervención divina, hace muchos años que me  intereso por conocer los mecanismos que han permitido su continuidad a lo largo del tiempo. Por supuesto, tan vasto periodo implica haber atravesado múltiples escenarios históricos, pero no entra en mis propósitos de hoy hacer un análisis de la complicada historia de la Iglesia, ni mucho menos. Simplemente me voy a limitar a exponer algunos razonamientos sobre el periodo contemporáneo y más concretamente sobre los últimos decenios.

En primer lugar, creo que se trata de una organización muy descentralizada, a la que, con independencia de los postulados doctrinales básicos, sólo une el convencimiento de que, sin la aceptación de una autoridad indiscutible, cada una de las partes corre el riesgo de desaparecer. Esto explica la veneración y el boato místico que rodea a la figura del papa. Cismas en la Iglesia a lo largo del tiempo ha habido muchos, pero, salvo alguno, como el de oriente (siglo XI) que dio lugar a la separación entre ortodoxos orientales y católicos romanos, la mayoría de ellos han sido encapsulados y aislados por el Vaticano. Ahora sigue surgiendo alguno, pero son disidencias minoritarias con muy poca repercusión.

Como consecuencia de lo anterior, la Santa Sede, o autoridad nuclear de la Iglesia Católica, que constituye el centro neurálgico de una organización que se extiende por el mundo entero, se ha convertido en uno de los poderes terrenales más influyentes del mundo católico y no católico, porque desde ella se mueven unos poderosos hilos capaces de movilizar las opiniones públicas de muchos países.

Este poder de influencia en el comportamiento de tantos ciudadanos obliga a la Iglesia a actuar con enorme cautela, uno de sus signos de identidad, fenómeno que a su vez explica la lentitud que se observa en sus movimientos, ritmo muy difícil de entender en un mundo tan cambiante como el que nos está tocando vivir. Quizá sea éste uno de sus puntos débiles, preocupación que sin lugar a dudas guio las políticas del papa Francisco, muchas de las cuales se han quedado sólo en intenciones, porque en la curia ha prevalecido ese principio de cautela heredado de tantos siglos de andadura.

Naturalmente, detrás de todo esto se esconde una refinada diplomacia, la llamada vaticana, y una sólida situación económica, en cuyos detalles no voy a entrar porque no es ésta mi intención de hoy. Con la primera maneja las relaciones a todos los niveles a lo ancho y a lo largo del orbe; con la segunda, afianza su poder donde encuentra obstáculos insalvables. Con buenas y prudentes palabras se evitan los conflictos y con dinero se allanan las dificultades.

Ante la continua deserción de los católicos del mundo occidental desarrollado, formado por sociedades cada vez más laicas y por tanto menos proclives a las “seducciones” vaticanas, la pregunta que me hago es si la continuidad de la institución como la hemos conocido hasta ahora será posible en el futuro. Tengo la sensación de que la evangelización en el tercer mundo continua y tiene un porvenir a corto plazo asegurado; pero al mismo tiempo sospecho  que en Europa y en Norteamérica, es decir, en los países desarrollados de tradición cristiana, la influencia del Vaticano y de los vaticanistas va disminuyendo  y con el tiempo dejará de ser tan decisiva como lo es ahora. 

¿Significa esto que la Iglesia corre el peligro de convertirse en un referente espiritual en exclusiva del mundo subdesarrollado?  Si la curia no cambia el paradigma, a mí no me extrañaría.


8 comentarios:

  1. Con la iglesia hemos topado…

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  2. ¿La Iglesia está en crisis? Posiblemente si , pero una institución de 2000 años tiene que pasar por altibajos (ni ha sido el primero ni será el último).
    Lo que si está en crisis y cada vez mas, es la democracia tal y como la conocemos y las actuales sociedades occidentales
    Vease la deriva a la autocracia de USA y de Rusia, y en esta Europa nuestra, "tocan campanas del fin de una etapa" (extrema derecha disparada hacia las estrellas , estados democráticos débiles que no pintan casi nada en el tablero mundial ......)
    La Iglesia continuará durante muchos años pero ?pasará lo mismo con las sociedades democráticas?
    Solo Dios (si es que existe) lo sabe

    A lo mejor los gobernantes europeos deberían preguntar a la Iglesia sus secretos para gobernar durante milenios y mantener su influencia en el mundo................

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  3. Querido anónimo, ya que introduces la democracia en mis consideraciones anteriores, no hace falta que te diga que la Iglesia, me refiero a su organización terrenal, de democrática tiene poco. No saquemos la conclusión de que esa pudiera ser la razón de su supervivencia a lo largo de los siglos.

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  4. Todos los Imperios en la historia del hombre han tenido su principio y su fin.
    Grecia, el Imperio Romano, El imperio español , el Imperio Ingles , el Frances , el Austrohúngaro, El Otomano, El Americano (USA) iniciando su decadencia, La URSS, ........pero el "Imperio de la Iglesia Vaticana" (o sea , la católica) democrática o no, lleva 2000 años en este terrenal mundo y pese a tu interesante exposición no parece que vaya a desaparecer.
    !!Habrá que preguntarse por qué !!

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    1. Gracias por el comentario. En realidad lo que sostengo es que su influencia está disminuyendo en el mundo desarrollado y aumentando en el menos desarrollado y en el subdesarrollado, no que vaya a desaparecer.
      En cuanto a la pregunta, yo tengo respuestas que se basan en la Historia. Pero, como digo de vez en cuando, requeriría, no ya otro artículo, sino una larga tesis doctoral.

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  5. A mí siempre me gustó mucho la Historias Sagrada, como también me gustaron mucho las historias mitológicas del dios griego Zeus y compañía (destacando entre todas las de las diosas Atenea, Afrodita, Artemisa y otras bellas diosas de la mitología griega).

    Lo que quiero decir es que para creer en un dios universal, omnipresente, que todo lo creó, todo lo observa, y todo lo controla, no hace falta que haya una institución omnipresente como la Iglesia Católica y el Vaticano, sino, simplemente grandes historiadores como, por ejemplo, Herodoto, grandes filósofos, como, por ejemplo, Sócrates y su alumno Platón; grandes literatos, como, por ejemplo… cualquier grande literato que nos haya apasionado y haya sido capaz de despertar nuestra imaginación.

    Quiero decir que, para influir en nuestra concepción del mundo a nivel terrenal y ultraterrenal, creo que, a día de hoy, en nuestra vieja civilización europea, no hacen ya falta instituciones centralizadoras y guiadoras de nuestra espíritu como pretende ser la Iglesia Católica.

    Yo creo que si el Vaticano hubiera dejado de existir, la figura de Jesucristo seguría produciendo en nosotros gran influencia espiritual, y se podría situar al mismo o parecido nivel de, por ejemplo, el griego Sócrates, que, sin haber escrito nunca nada, tuvo una gran influencia posterior gracias a la labor de sus grandes discípulos que sí dejaron testimonio escrito de sus palabras, como Platón, Aristóteles y los que les siguieron.

    Interesantísimo tema éste, que, como bien dices, da para muchas entradas de blog.

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    1. Gracias Fernando. En realidad mi intención al escribir este artículo era contemplar los aspectos puramente terrenales de la Iglesia Católica. Entrar en consideraciones religiosas es muy complicado, sobre todo para un ateo.
      Estoy de acuerdo en que tanto la mitología griega como la judeocristiana -Historia Sagrada- son entretenidas. Como le oí hace tiempo decir a un intelectual, sus mensajes sirven para todo, para la paz o para la guerra., para el amor o para el odio.

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