20 de agosto de 2025

Viajeros y turistas

 

(Dedicado a mi amigo Ángel)
Tengo la opinión de que hay una gran diferencia entre hacer turismo y viajar. Es verdad que en ocasiones la frontera entre una y otra categoría no está clara, porque hay viajeros que se apoyan en el turismo y turistas que intentan convertir sus excursiones en verdaderos viajes. Yo, por ejemplo, confieso ser turista, pero me queda la íntima satisfacción de intentar siempre que me es posible convertir mis desplazamientos en viajes. Suelo estudiar antes el escenario que voy a visitar, tomo notas de lo que veo, oigo y hablo y, a la vuelta, procuro consolidar lo aprendido, en ocasiones escribiendo algunos apuntes. Pero, a pesar de todo, no puedo evitar considerarme un “simple” turista.

El viajero es otra cosa. Quizá la primera diferencia sea el amor al riesgo, a la improvisación, sin que le preocupen demasiado los inconvenientes que puedan surgir, porque las dificultades forman parte del atractivo. Esa pizca de aventura, de amor a las improvisaciones, es propia de viajeros. Los turistas, yo entre ellos, pretenden que todo esté previsto, no quieren llevarse sorpresas y huyen de los inconvenientes. Todo tiene que salir como estaba previsto, porque si no vaya chasco.

Tengo un amigo, viajero y no turista, que disfruta incluso con las trabas que en ocasiones encuentra para obtener un visado en la oficina diplomática de turno. Excuso decir que si el hotel no es el que esperaba, ¡qué le vamos a hacer!  Si le cancelan un traslado en autobús cuyo trayecto a través de la India estaba calculado en seis horas y le ofrecen otro alternativo que le obliga a estar sentado sin moverse de su asiento durante diez horas, mejor, porque así tiene la ocasión de ver más cosas y con más detenimiento. En cuanto a las visitas a los templos o a los monumentos, nada de ir en grupo tras la sombrilla de una guía, porque por tu cuenta, sin colas y sin premuras se disfruta más.

Países visita todos los que puede, pero si le das a escoger entre la civilizada Suecia y la enigmática Birmania, siempre se inclinará por ésta. La primera ofrece pocas dificultades y en la segunda te puedes encontrar de repente, en mitad de un bulevar urbano, una manada de monos en actitud poco tranquilizadora. Los viajes de una semana que suelen ofrecer los turoperadores le parecen excursiones a la Casa de Campo.  Procura no bajar de treinta días y, si puede, los alarga. Pero es que, además, repite los destinos, porque siempre le quedan cosas por ver. Un día le pregunté si le gustaba la literatura de viajes y me miró de arriba abajo con una mirada irónica que no dejaba lugar a dudas sobre su opinión. No insistí, claro. Le he oído decir, qué pena porque, como la vida es tan corta, no me va dar tiempo de ver todo aquello que quisiera. Mi amigo, ya lo he dicho, no es un turista, es un viajero.

Lo malo de viajar o de ser turista es que llega un momento que no se puede con la maleta a cuestas. A mí me está llegando, lo noto día a día. Intentaré alargarlo todo lo que pueda, pero en mi coche y con trayectos cortos. Eso sí, siempre me quedará el consuelo de decir que me quiten lo “bailao”.

3 comentarios:

  1. Luis, lo que te pasa es que eres un viajero elegante como los del “Grand Tour” del XIX que viajas con grandes equipajes y por eso “no se puede con la maleta a cuestas.”
    Seguro que con una maletita de cabina (la mía es de 36x50x20) podrías recorrer el mundo.
    ¡Ah y con ruedas! Que hasta Louis Vuitton las hace así ahora y Sheraton hay en casi todas las partes.
    Gracias.
    Angel

    Angel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ángel, los viajeros sois implacables y en cuanto nos descuidamos os cebáis con los pobres turistas. Qué más hubiera querido yo que viajar como lo hacía lord Byron. Conozco sólo un Sheraton, el de Cracovia, y mis maletas son las conocidas Samsonite.
      Ten por seguro que si aligerar el peso del equipaje resolviera mis problemas, seguiría viajando (haciendo turismo) de la ceca a la meca. Pero no es sólo eso.

      Eliminar
  2. También hay quietistas, no sólo místicos sino del viaje, que creen que los viajes y el turismo pueden ser "progresistas" en cuanto hacen progresar sitios o regiones, pero que en tanto tienden a universalizarse son insostenibles.

    ResponderEliminar

Cualquier comentario a favor o en contra o que complemente lo que he escrito en esta entrada, será siempre bien recibido y agradecido.