19 de octubre de 2025

La derecha no es monárquica

Vamos a ver si soy capaz de explicarme, porque el título que he escogido puede resultar engañoso. Lo que quiero decir es que en el ideario de las formaciones conservadoras y ultraconservadoras no figura la monarquía como el sistema preferido por sus seguidores. A Alfono XIII lo exilió la falta de apoyo de las derechas de la época y durante el régimen franquista se denigró hasta la saciedad a su heredero, el conde de Barcelona, padre de Juan Carlos I. La reinstauración de este último tras la muerte de Franco vino como consecuencia de la decisión del dictador y gracias a la prudencia que los demócratas españoles demostraron para salir del régimen totalitario con las menores heridas posibles.

Lo que sí hay son partidarios de no remover demasiado el pacto constitucional. Pero es que en esto no sólo están los conservadores, sino también muchos progresistas que, aunque se definan republicanos, practican aquello de más vale “no meneallo”. Sin embargo, ni en un lado ni en el otro del espectro político hay auténticos defensores de la monarquía, es decir, convencidos de que la sucesión dinástica sea la mejor de las soluciones en un país moderno y democrático.

Otra cosa son las “poses”. Porque, como consecuencia de que los partidos de izquierdas reconocen su preferencia por un sistema que elija al jefe del estado democráticamente, es decir, por un régimen republicano, las derechas actuales “posturean” lo contrario. Pero, como digo, no son más que fidelidades de trapo, porque convencimiento de que la monarquía sea la mejor solución no hay ninguno.

Me preguntaba alguien el otro día cuál era mi opinión sobre las preferencias de los dos últimos monarcas españoles, Juan Carlos I y Felipe VI, respecto a los presidentes de gobierno; yo le contesté que tenía la sensación de que siempre se habían sentido más cómodos con presidentes socialista que con presidentes populares. Felipe González, durante sus cuatro legislaturas, siempre demostró un cierto grado de cercanía con Juan Carlos I, supongo que motivado por el peso de la responsabilidad constitucional. Desde mi punto de vista, el rey siempre correspondió a esa fidelidad.

Aznar, sin embargo, se limitó a cumplir con las obligaciones protocolarias, pero nunca le vi comportamientos que demostraran auténtica simpatía por el sistema que representaba el rey. Incluso percibí en algún momento un cierto ninguneo al monarca. Eso sí, en la boda de su hija, aquel derroche ostentoso a costa de las arcas del Estado, Juan Carlos I no podía faltar.

Zapatero cumplió perfectamente con sus deberes protocolarios y con la obligada protección de la imagen del rey, no nos olvidemos de la tensa reunión con Chávez; pero a Rajoy nunca le vi gestos que demostraran una gran simpatía por la institución. El primero siempre se ha declarado republicano y al segundo se le supone monárquico por eso de representar en su momento a la derecha del país.

En definitiva, en España hace tiempo que no hay monárquicos, entendiendo como tales a los defensores de la sucesión dinástica. Ni en la derecha, aunque ellos presuman de serlo, ni en la izquierda. Lo que hay en uno y otro lado es aceptación de una realidad impuesta.

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