Yo he decidido no perder ni un minuto más en disquisiciones
semánticas. Las palabras muchas veces se convierten en trampas. Lo importante
no son éstas, sino la realidad que subyace tras las mismas. El rey en su
discurso en la ONU no ha utilizado la palabra genocidio, supongo que para no
entrar en polémicas absurdas. Pero su codena a la masacre que se está
cometiendo ha sonado con toda claridad. Parece ser que a Trump no le han
gustado nada sus palabras, lo que a nadie puede sorprender. La Casa Blanca ha
tardado varios días en publicar la foto oficial de la bienvenida a Felipe VI,
pero al final ha prevalecido el buen juicio diplomático, a pesar de los
refunfuños del presidente de los EE. UU.
Como consecuencia, la ilustre presidenta de la comunidad de
Madrid nos recuerda que el rey reina pero no gobierna, recordatorio muy de su
estilo porque debe de pensar que los madrileños somos idiotas. El rey no
gobierna, pero está en su perfecto derecho a llamar al pan pan y al vino vino.
Ella también es muy explícita en sus apreciaciones, porque puestos a mentir
acusa a los que están en contra de la barbarie de perseguir judíos por las
calles y, por cierto, a Sánchez de ser amigo de los terroristas de Hamás.
Masacre, crímenes de lesa humanidad, exterminio,
aniquilación, página oscura de la historia de la humanidad y hasta holocausto son
expresiones que podrían servir para describir el horror que las bombas
israelíes están causando en una población indefensa, que hasta hace dos años vivía
con cierta normalidad. Es cierto, y a mí no se me ocurrirá negarlo, que el
ataque de Hamás fue una acción terrorista contra ciudadanos israelíes indefensos. Pero
aniquilar a una población civil para castigar a los terroristas es de una bestialidad
manifiesta, porque no son ellos los culpables del ataque del 7 de octubre de
2023.
El propósito de esta venganza no es eliminar a Hamás, sino
anexionarse la franja de Gaza y, ya de paso, Cisjordania entera y dejar así a
los palestinos sin territorio para construir sobre él un Estado que pueda vivir
en paz con el de Israel. Netanyahu y los suyos creen que es la única vía para su
supervivencia, pero la Historia demuestra que las soluciones de máximos son
incapaces de modificar las realidades geopolíticas. Palestina, les guste o no,
existe, y cada día que pasa cuenta con más simpatías en el mundo entero.
Del patético plan de Trump para restablecer la paz y de paso conseguir que algunos de los suyos se enriquezcan, ya hablaremos otro día.

La situación de Próximo-Oriente es aún peor de lo que creemos. Israel fue creada por la ONU y dirigida por los laboristas que hoy sólo cuentan con 4 diputados en la Knesset. A aquel Israel todos sus vecinos árabes le declararon una guerra a muerte. Como ha demostrado Gilles Kepel en su libro "Salir del Caos", desde 1974 los conflictos en Próximo-Oriente han mutado de nacionalistas a religiosos. Los que antaño lucharon a muerte contra sí y firmaron la paz (Isaac Rabin y Yaser Arafat) fueron asesinado el primero por un fanático judío religioso, envenenado el segundo no se sabe por quién. Hamas es enemiga de la OLP. Es una organización musulmana extremista, partidarios de implantar la Sharia, próxima a los Hermanos Musulmanes, razón por la cual Egipto, país musulmán con frontera con Gaza no ha hecho NADA por aliviar la suerte de sus vecinos musulmanes. Benjamín Netanyahu es un criminal de guerra, de lesa Humanidad, rechazado por gran parte de la población israelí (he sido testigo de primera mano), la Historia ya lo ha condenado a la espera de ser juzgado por el Tribunal Internacional de La Haya, partidario de considerar la "Biblia como el catastro" y anexionar y Cisjordania y Gaza y expulsar a sus actuales habitantes. La población israelí está dividida profundamente sobre esta cuestión, y es el segundo drama al que asistimos. Es que el único Estado judío del planeta, democrático, está asistiendo por primera vez en su Historia, a la marcha de israelíes hacia el exilio porque ya no soportan vivir bajo la tiranía cada vez más creciente de los ultra-ortodoxos y de los colonos judíos. También muchos jóvenes israelíes se niegan a servir en su ejército. Este sanguinario Primer Ministro ni siquiera se preocupó por la suerte de los rehenes israelíes. Nadie podrá convencerme que él no sabía que iban a atacar el 7 de octubre (hipótesis mía) cuando los Servicios de Inteligencia han sabido infiltrar el Hizbullah e Irán para poder asesinar a los líderes del Hamas y del Hizbullah. Hablamos de todo esto porque lo vemos en televisión. Mientras se cometen atrocidades en países "aliados" de las cuales no se habla porque no hay imágenes.
ResponderEliminarEste texto no es un comentario, sino otro artículo aprovechando que el Pisuerga...
EliminarGracias Daniel por tu extenso y bien documentado comentario. Por cierto, con este apellido me imagino que compartimos ascendencia, pero ahora no te localizo. Es lo que sucede con las familias numerosas.
ResponderEliminarComo acabas de demostrar con tu escrito, no hay que liarse con las palabras para explicar las atrocidades.
Como he observado que algún lector anónimo ha puesto un comentario refiriéndose al de otro lector, me voy a permitir hacer una observación. El capítulo de Comentarios está pensado para "criticar" mis opiniones con total y absoluta libertad, porque todas serán bien recibidas por mi parte y a todas contestaré. No quisiera que el "Huerto abandonado" se convirtiera en una plataforma de intercambio de pareceres entre lectores, porque esa no era mi intención al diseñarlo y ponerlo en marcha.
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