Querido señor Rajoy, no se sorprenda si el partido socialista ni le apoya ni se abstiene en las próximas sesiones de investidura. Fíjese bien: en la ocasión anterior, cuando usted y los suyos no apoyaron a Pedro Sánchez, a ningún ciudadano en su sano juicio se le ocurrió pensar que su formación hubiera cometido un acto de irresponsabilidad. Poco sentido hubiera tenido que una derecha como la que usted representa diera paso libre a la socialdemocracia, su verdadero adversario en el panorama político español. A mí me hubiera olido a esperpento y es muy posible que todavía no me hubiera repuesto de la impresión. No pida por tanto ahora a los socialistas que abandonen la coherencia política que ustedes sí tuvieron.
Ya sabemos, don Mariano, que tiene grandes dificultades para continuar en la Moncloa y muchas más tendrá para gobernar si por arte de birlibirloque consigue lo primero. Pero es que así lo han querido los españoles y por tanto no es justo que ahora culpe de la situación a los socialistas. Las grandes alianzas que se dan en otros países no sirven aquí, porque el PP y el PSOE persiguen dos modelos de sociedad tan distintos que resulta inimaginable una colaboración política entre ellos. Sonaría a contubernio entre miembros de la casta. ¿Le suena esta expresión, señor Rajoy?
Lamentablemente para ustedes, aunque el PP haya sido el partido más votado, no han ganado las elecciones como les gusta alardear. Es cierto que esa otra derecha que representa Ciudadanos puede echarles una mano y no descarto que otros partidos conservadores, nacionalistas o separatistas, les ayuden también: no sería la primera vez. Pero no mire hacia donde no debe, porque no creo que el PSOE esté dispuesto a sacarle las castañas del fuego. Si lo hiciera, y usted lo sabe perfectamente, es muy posible que fuera la puntilla que acabara de una vez con sus adversarios tradicionales, los únicos que de verdad han frenado y pueden seguir frenando los desmanes sociales que su gobierno y los conservadores que le precedieron han cometido en los últimos años.
El PSOE, como usted repite constantemente en los últimos días -por supuesto con intenciones aviesas-, es un partido constitucional, defensor de la unidad de España y con sentido de Estado, un partido que ha gobernado durante seis legislaturas desde que se recuperaron las libertades y que conoce muy bien la ubicación de nuestro país en el panorama político internacional, unas siglas que garantizan estabilidad y que no asustan ni a nuestros socios ni a la inversión extranjera. Por eso, qué más quisieran ustedes que les sacara de apuros. Pero no, no creo que Pedro Sánchez y la Ejecutiva Federal estén por la labor, como no lo están la mayoría de los militantes y votantes del partido socialista, excepción hecha de pintorescos personajes que o no han entendido bien lo que significa ser socialdemócrata o se han dejado arrastrar por un posibilismo mal entendido.
Señor Rajoy, busque usted aliados entre sus afines y deje a los socialdemócratas que ejerzan de oposición o que, en su caso, gobiernen. Pero no le pida peras al olmo, como aconseja el proverbio.
Atentamente