15 de agosto de 2016

¿Qué parte de la palabra NO no han entendido?

El periodo veraniego se caracteriza, entre otras muchas cosas, por el predominio de la información directa, aquella que recibimos de los que nos rodean a diario, sobre la mediática, la que nos bombardea desde la prensa, la televisión, las tertulias y las “fuentes generalmente bien informadas”, que por cierto suelen ser las más desinformadoras que existen. Yo, al menos, practico mucho más durante estos meses la conversación personal o colectiva que la lectura de medios informativos, una actitud que, aunque no intencionada, me produce buenos beneficios de carácter intelectual.

Digo esto porque este verano de incertidumbres políticas y de desconcierto generalizado sobre lo que pueda suceder en las próximas semanas con la investidura de Mariano Rajoy como presidente de un nuevo gobierno neoliberal, he tenido ocasión de hablar largo y tendido con algún militante socialista y con bastantes votantes del PSOE, y he percibido en todos, me atrevería a decir que sin excepción, la preferencia por el NO frente a la abstención. No es que me haya sorprendido, pero la unanimidad me ha obligado a reflexionar.

El votante de izquierda moderada, el que lleva años combatiendo desde las urnas a las viejas derechas de este país, no puede permanecer impávido ante los desatinos cometidos por el gobierno conservador de Mariano Rajoy durante los último cuatro años, que además de desmantelar los servicios sociales hasta límites insospechados, ha cultivado con desvergüenza y sin pudor alguno la corrupción, no sólo a niveles individuales, también institucionales, dando cobijo en sus filas a auténticos asaltadores de las arcas públicas.

Decía hace unos días en este blog (07.08.16) que en el PSOE las decisiones las toman sus órganos internos colegiados, en este caso el Comité Federal; pero quizá me faltó añadir algo que por obvio no deja de ser importante, que en el fondo de cualquier iniciativa siempre figurará la voluntad de los votantes, aquellos que en realidad permiten que el partido, a pesar de las dificultades que atraviesa en los últimos años, siga adelante y se perciba a diestro y a siniestro como la única alternativa viable al PP.

Si es así, si la cúpula del PSOE tiene en cuenta lo que sus electores esperan del partido, nada tendría de particular que el voto del PSOE en la investidura sea un NO rotundo, como parece que tiene decidido Pedro Sánchez. Darle cancha política al PP mediante la abstención sería traicionar la voluntad del electorado socialista y no creo que los responsables de tomar la decisión estén por la labor. Que Mariano Rajoy trabaje, que se busque aliados en otra parte y que no pida ayuda a sus antagonistas políticos por excelencia.
 
Hay que ver lo que dan de sí las conversaciones veraniegas en torno a una cerveza fresquita y, si acaso, a un tinto de verano.

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