No es mi estilo hacer leña del árbol caído, por lo que advierto de antemano que el título que he escogido para este artículo sólo pretende demostrar mi sorpresa ante el repentino cese de la anterior portavoz del PP en el Congreso. Que nadie lo interprete como una burla. Una cosa es que no comparta ni las ideas políticas ni las formas que acostumbra a usar la señora Álvarez de Toledo y otra muy distinta que no merezca mi respeto personal. Es más, ni siquiera creo que se pueda emplear en este caso el símil de la leña y el árbol, porque estoy convencido de que la marquesa de Casa Fuerte va a dar todavía mucha guerra política. Si no, al tiempo.
Decía mi sorpresa, porque algunos justifican este cese como un cambio de estrategia de Pablo Casado, dicen que para abandonar la desmesura dialéctica y moderar las formas. Pero yo, sin embargo, sospecho que se ha tratado de un choque de dos personalidades muy acusadas. Doña Cayetana los tiene más grande que el caballo de Esparteros y don Pablo no ha permitido que se le suba a las barbas. Me podría haber expresado de otra manera menos coloquial, pero creo que así quedan las ideas más claras. Los tics autoritarios son muy difíciles de corregir y mucho me temo que el presidente del partido conservador no sea de los que se dejan comer el terreno. Ni él ni su fiel escudero, Teodoro García Egea.
Es cierto que la señora Álvarez de Toledo no gusta ni a propios ni a extraños. He visto durante estos últimos meses a muchos de los primeros atragantarse cuando les pedían su opinión sobre algunas de las declaraciones de su portavoz, porque la vocinglería había sido tal que les costaba mucho pronunciarse. Salvo precisamente quien ahora la ha destituido, que llegó a decir que muchos partidos quisieran tener una portavoz como la que tenían ellos. Supongo que ahora el señor Casado se habrá arrepentido de haber soltado aquella bravuconería, porque las hemerotecas no perdonan los deslices dialécticos.
Ojalá me equivoque y esta maniobra forme parte de un intento de giro del PP hacia posiciones moderadas, eso que algunos llaman de centro derecha. Este país necesita que la oposición tenga miras de Estado y no sea un simple altavoz de groseras descalificaciones y de monótonos argumentarios prefabricados en los gabinetes de Génova. Sería bueno oír de vez en cuando críticas constructivas que ayuden a corregir errores, en vez del grito por el grito y la injuria por la injuria.
Veremos en qué queda todo este movimiento de nombres, Cuca Gamarra y José Luis Martínez Almeida como portavoces en el Congreso y del partido respectivamente. Suenan bien, pero por sus hechos los conoceréis. No es lo mismo haber sido alcaldesa de Logroño o ser alcalde de Madrid, que representar a un grupo parlamentario y a un partido que durante meses se han ido escorando peligrosamente hacia la extrema derecha. El PP es un gran partido, no tengo la menor duda, pero precisamente por eso no les va a resultar fácil cambiar el rumbo que han mantenido durante tantos meses.
Por cierto, señor Casado, piense usted qué va hacer con doña Isabel Díaz Ayuso, que unos días se levanta pidiendo al gobierno que no meta las narices en los asuntos de su comunidad, que para eso ella se basta y se sobra, y otros lo apremia a que coordine las medidas que se hayan de tomar contra la pandemia. Debería decirle, al menos, que mantenga cierta coherencia. Aunque mucho me temo que esto sea ya harina de otro costal.
Tengo que reconocer que Doña Cayetana Alvarez de Toledo me pone … evidentemente en sentido metafórico. No comparto casi nada de lo que dice y pertenece al grupo de los que crean un ambiente agresivo y poco constructivo en el Congreso, pero hay que reconocer que tiene talento. Deseo que se reconduzca hacia posiciones más útiles para España, aunque tengo pocas esperanzas de que lo haga.
ResponderEliminarMe ha gustado que en el artículo se haga referencia a la Diaz Ayuso, porque representa un tipo muy diferente de política: es igual de negativa que Cayetana, pero sin su talento, en realidad sin el menor talento ¿cómo ha llegado al cargo que ostenta? No me lo explico.
Alfredo, gracias una vez más. Para mí el talento de un político se demuestra, entre otras cosas, en la capacidad de comunicar ideas sin agredir a nadie. La señora Álvarez de Toledo, hasta donde yo sé, es incapaz. Quizá sepa mucha Historia y puede ser que le cundiera la enseñanza recibida en las prestigiosas universidades por las que pasó. Pero para la política no está hecha.
ResponderEliminarLa señora Ayuso se ha colado de rondón en este artículo, como suele hacer en casi todo lo que hace.