Sin embargo, el señor Casado nos dice que no la puede aceptar por principio, es decir, porque la presenta el radical Sánchez. Algunos partidos de la izquierda nacionalista -ERC y Bildu- deciden votar en contra, dispuestos sorprendentemente a que siga vigente la ley ultraconservadora del Partido Popular. Vox, antisistema como siempre, la rechaza sin explicar muy bien por qué. Ciudadanos, que lleva tiempo ejerciendo de fiel escudero de las derechas, se desmarca y la apoya, para desconcierto de muchos. Y no sigo, porque la variedad de argumentaciones de cada uno de los intervinientes ha sido tal que enumerarlos requeriría mucho más espacio del que me marco en estos artículos.
Lo que viene a continuación es bien
conocido por todos. Dos votos tránsfugas al más puro estilo “tamayista”. Un
error al votar un diputado del PP telemáticamente. Un gobierno lívido en el primer
momento y una oposición aplaudiendo a los que donde dijeron digo dicen Diego.
Una rectificación de la presidenta del Congreso al detectar los letrados de la cámara el voto
erróneo que no se había tenido en cuenta. Después, alegría en el banco azul y
frustración en la oposición, que reclama a gritos que no se tenga en cuenta el equívoco humano, arguyendo que en realidad se
trata de un fallo del sistema. Hasta aquí los hechos y ahora mis conclusiones.
En primer lugar, y quizá lo que más me haya sorprendido, los inexplicables votos en contra de partidos de izquierda, dispuestos a cargarse una mejora de la ley laboral, sólo por razones electorales a corto plazo. ERC, cuyos postulados independentistas no comparto en absoluto, pero al que considero progresista y pragmático en lo social, ha jugado con fuego. Ellos sabrán lo que han hecho, pero no creo que a su electorado le haya gustado mucho la maniobra.
A continuación, el “tamayazo” de los dos díscolos de UPN, un episodio digno de figurar en la antología de las desvergüenzas parlamentarias. Si no están de acuerdo con lo que defiende su partido, váyanse a otro. Es una falacia argumentar que se deben a sus votantes, porque lo que votamos los españoles son listas cerradas, no a cada uno de los que la componen por separado. Si estaban en ella es porque el partido los había puesto ahí. Por tanto, la disciplina se impone. Lo demás es farfolla. Además, da que pensar, como decía un amigo mío, que hayan estado diciendo a todos hasta el último momento que acatarían la decisión de su partido, una torticera maniobra de distracción. Los aplausos desmedidos de la bancada de la derecha corroboran las peores sospechas.
En cuanto al error humano, no es la primera vez que ocurre, unas veces a favor de unos y otras de otros. Lo que esta fuera de lugar es pretender cambiar las reglas del juego en mitad de una sesión parlamentaria y, mucho más, acusar a la presidenta de prevaricación. El señor Casado está desmadrado, y va soltando unos improperios por ahí que suenan a las rabietas del señor Trump cuando espetaba que le habían robado las elecciones. Ni al expresidente USA le dio la razón la justicia de su país ni al presidente del PP se la puede dar la nuestra.
Por último, no lo olvidemos, el gobierno ha sacado la ley adelante gracias a extrañas carambolas, por no decir circunstancias esperpénticas. Haría bien en revisar sus relaciones con los llamado socios de investidura, porque algo no ha funcionado como debería. Y eso es mucho más preocupante que los tránsfugas y que las rabietas del señor Casado, porque todavía queda mucha tela que cortar en esta legislatura, muchas leyes sociales que aprobar antes de que los españoles volvamos a decidir en las próximas elecciones quién queremos que nos gobierne durante los cuatro años siguientes.
No me extraña la tristeza de la ministra de trabajo, la mejor parlamentaria, a mi juicio, del actual parlamento.
ResponderEliminarY no creo que haya habido error humano ni informático por parte del diputado del PP que votó telemáticamente. Me da a mí que fue perfectamente consciente de lo que hacía.
Los de ERC, Bildu y PNV ya les vale, han demostrado poca talla. Menos mal que Ciudadanos, por fin, se ha descolgado de la desfachatez.
La ministra de Trabajo, que también yo creo que es una buena parlamentaria (lo de la mejor me parece algo exagerado), más que triste estaba preocupada. Se jugaba el prestigio político.
ResponderEliminarYo si creo que fue un error, un gol en propia meta que compensó bastantes iniquidades.
Yo también creo que lo de UPN fue un "Tamayazo".
ResponderEliminarLo que es triste es que la oposición obligue a que el Congreso pierda el tiempo en cosas poco importantes cuando hay graves situaciones que deberían ser asunto a tratar allí, como la Deuda Pública y la posible subida de tipos, la escasa participación de España en los acuerdos de la UE y la OTAN respecto a Ucrania, o la relación tirante con Marruecos.
¡Ah! Aunque su futuro sea muy negro, yo creo que el papel - al menos en teoría - de Ciudadanos es apoyar a la izquierda o a la derecha según crean que es lo que benéfica al país. Por tanto no debemos criticar su "veletismo".
Alfredo, respeto tu punto de vista sobre Ciudadanos, pero no es el mío. En mi opinión, nació intentando competir con el PP y, cuando vio que no podía, empezó un juego de imprecisiones políticas que lo han llevado a donde ahora está, a la irrelevancia. Ha querido ser un partido bisagra, pero no ha sabido jugar como tal. Como tú dices, su futuro es muy negro.
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