He empezado mencionando al político catalán, cuya intervención me pareció desastrosa y falta de sentido de la oportunidad, pero podía haberlo hecho por cualquiera de las tantas que hubo esos días en el parlamento, cuyas sesiones seguí con interés paso a paso. A Alberto Núñez Feijoo, que no intervino porque no tiene escaño en el hemiciclo, se le fue poniendo a medida que avanzaba la sesión cara de esto no va a ser tan fácil como me imaginaba. Estaba comprobando poco a poco la unidad del llamado bloque de la investidura, al que llevaba un tiempo tratando de desacreditar por su desunión. Se le vio hablar varias veces con Cuca Gamarra, la siempre malcarada portavoz de su grupo parlamentario, supongo que advirtiéndole de que había que cambiar de estrategia. Aunque eso es algo que ya estaban haciendo ese día todas las derechas del país, basando sus ataques al gobierno en el recuerdo de ETA. Pedro Sánchez, en una de sus intervenciones les dijo: “Señorías, tengo una mala noticia para ustedes, porque ETA ya no existe”. Contundente denuncia del uso torticero que estaban haciendo de la triste historia del terrorismo etarra.
“¿De qué museo salen?”, le contestó el presidente del gobierno a Santiago Abascal en una de sus réplicas, después de que éste, una vez más, paseara su retorica por la historia de España. En otro momento, cuando le acababa de acusar de falta de coraje para defender a nuestro país de los peligros del llamado flanco sur, le contestó: "Señoría, la defensa de las fronteras es un asunto muy vidrioso”. Creo que aquí el presidente del gobierno fue poco contundente, porque yo le hubiera dicho, “déjese usted de patriotismo de hojalata y coopere en los asuntos de Estado, entre ellos las políticas de defensa. Pero claro, yo no tengo responsabilidades públicas y me puedo permitir llamar al pan, pan, y al vino, vino.
De la sesión de ese día se pueden sacar muchas conclusiones. Yo entre ellas destacaría que este gobierno ha decidido no andarse con circunloquios en las políticas sociales y hacer honor a su tan repetido eslogan de ante todo hay que ayudar a los más necesitados. A mi juicio, aunque ya lo está haciendo, le falta en ocasiones el coraje necesario para llegar a las últimas consecuencias, quiero decir a obligar a los que más tienen a que contribuyan con su aportación económica a paliar los efectos de la crisis originada por la guerra de Putin. El impuesto a la banca y a las eléctricas demuestran este cambio de rumbo. Por eso, en la sesión parlamentaria de ese día los progresistas cerraron filas alrededor del gobierno y por eso Alberto Núñez Feijoo se ausentó del hemiciclo.
No quiero acabar sin hacer mención a la reestructuración de la cúpula del PSOE que se ha producido estos días, precisamente nada más terminar la referida sesión parlamentaria. Es pronto para sacar conclusiones, pero yo me atrevería a decir que en el fondo de la decisión subyacen dos principios, primero, aquí cabemos todos los que seamos capaces de aportar algo útil, segundo, hacen falta caras distintas y enviar algunas de momento a los cuarteles de invierno.