Lo que no explica la señora Díaz Ayuso es de dónde va a sacar el dinero para este dadivoso menester, porque seguramente sus contables le habrán advertido de que, como el dinero no es de goma, cuando se dota económicamente un proyecto, se desprovee otro. Es decir, que cada beca concedida a un chico listo y rico, dejará a otro menos listo y más pobre sin la que le hubiera correspondido. No lo dice, porque son detalles que mejor que ni se hable de ellos.
En algunos países con avanzados sistemas de protección social, como son los escandinavos, la enseñanza es gratuita para todos, ricos y pobres. Son sociedades que se lo pueden permitir, porque la presión recaudatoria se sitúa por encima del cincuenta por ciento de la renta, con lo que los beneficios sociales llegan a todos. Pero la presidenta de la CAM no se caracteriza precisamente por su ambición recaudatoria, hasta el punto de que, si por ella fuera, se eliminarían todos los impuestos.
A nadie se le escapa que se trata de una medida injusta, que hasta ahora no se habían atrevido a anunciar ni los más carcas del país, y mira que en la actualidad abundan. Porque una cosa es defender ideologías conservadoras y otra proponer becas para los ricos. Lo primero, con un poco de astucia dialéctica, se puede argumentar; pero lo segundo es tan burdo, tan fuera de la realidad, que levanta ampollas hasta en los suyos. Algunos de éstos han intentado remediar el despropósito de la presidenta madrileña con paños calientes, pero los más sensatos están procurando que los estragos de tamaña estulticia no les alcance.
La señora Díaz Ayuso no es sólo de derechas, va mucho más allá. Convencida de que los ricos son ricos por méritos propios y que los pobres lo son porque no hacen nada para remediarlo, desvaría por los senderos de la incoherencia. Yo creo que ni Trump ni Le Pen ni Abascal se hubieran atrevido a proclamar algo así. Quizá lo hubieran intentado, no digo que no, pero procurando disfrazar la iniciativa con artilugios que disimularan un poco la atrocidad social que supone, ni más ni menos que dar dinero procedente de los impuestos que pagamos todos, ricos y pobres, para enriquecer aún más a los privilegiados.
Doña Isabel está tan convencida de
que sus votantes la volverán a elegir diga lo que diga y haga lo que haga, que
no le importa ir por el mundo soltando disparates, aunque estos hieran las
sensibilidades ajenas. Lo último que le he oído decir es que, prueba de que su iniciativa sobre las becas es muy buena, el gobierno de Sánchez pondrá ciertos trayectos de tren gratis, sin distinguir si los viajeros son pobres o ricos. ¡Toma ya!
Otra absurda y gran estupidez; el motivo de las becas es ayudar a estudiar al que tiene escasos medios ¿pero es que esta ilustrísima señora no tiene Consejeros?
ResponderEliminarEl anónimo soy yo, Fernando. Se me olvidó firmar.
ResponderEliminarAbsurda y gran estupidez, como tú dices. Pero mucho me temo que ni por éstas nos quitamos a doña Isabel de encima. Aunque no descarto que si continúa así se produzca un rechazo en su partido. Lo que vale en Madrid no tiene por qué valer en otras comunidades.
EliminarLo de las becas es de esperpento. No entiendo que se pueda votar a una populista como Ayuso, pero desgraciadamente no es imposible que repita mandato. No veo a su oposición, ni unida, ni competente.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo. Aunque, no lo perdamos de vista, le está haciendo mucho daño a su partido.
Eliminar