Cómo puede ser que la Comunidad Autónoma de Madrid esté dirigida por una presidenta que cuando se expresa, sobre todo en los frecuentes intentos por ponerse trascendente, no sea capaz de hilar dos ideas con un mínimo de coherencia. De los dislates de la señora Díaz Ayuso ya he hablado aquí en alguna ocasión, pero es que el asunto va in crescendo. Uno de los más recientes fue el que espetó cuando dijo aquello de “es probable que todos los niños se contagien durante el curso”. Pues mire usted qué bien, señora presidenta.
Tampoco entiendo cuales son las razones que guían a Ciudadanos a mantenerse a su lado, sin que a sus líderes se les altere el pulso. La única explicación que encuentro es que estén haciendo oídos sordos a la descordinación, simplemente porque las poltronas tienen lo que tienen. Sin embargo, ahora, cuando parecía que intentaban dar un giro hacia el centro, ésta, sin duda, hubiera sido una magnífica ocasión para despegarse de quien con su desprestigio terminará arrastrándolos.
Pero entre todas las inquietudes que siento ante la situación política de la comunidad de Madrid, quizá se lleve la palma la perplejidad que me produce la ausencia del líder de la oposición, Ángel Gabilondo. Tal ha sido su silencio durante todos estos meses que, si no fuera porque en su momento encabezó la lista más votada, quizá me hubiera olvidado de su nombre. Ostenta la responsabilidad de manejar la crítica política contra la nefasta gestión que doña Isabel está haciendo en esta región y sin embargo no dice una palabra más alta que otra. Le tengo mucho respeto al señor Gabilondo, a quien considero un hombre moderado, inteligente y honrado; pero cuando se aceptan responsabilidades políticas hay que estar en la brecha, no se debe abandonar la lucha en ningún momento. Las palabras suaves y comedidas, si no van acompañadas de una rigurosa acción política, se interpretan como debilidad; y el exceso de mesura se convierte en ineficacia.
Empiezan a oírse voces que reclaman la presentación de un voto de censura, iniciativa que sólo puede tomar el partido socialista. Otra cosa es que si no se cuenta con el apoyo de Ciudadanos (de Vox ni hablo), cualquier intento de desplazar a la señora Díaz Ayuso será inútil, porque la aritmética parlamentaria es inefable. Por tanto, hoy por hoy no veo posible que estas iniciativas vayan adelante y mucho me temo que todo este ruido se quede, a pesar de la ineficacia demostrada por la ínclita presidenta, sólo en ruido.
Señor Gabilondo, no deserte usted de sus responsabilidades políticas, denuncie tantos errores como haya que denunciar y someta en el parlamento autonómico a quien ahora está al frente del gobierno regional a la presión política que tantos ciudadanos le están pidiendo. Usted no está ahí por casualidad, sino porque una mayoría de votante vieron en su persona lo que Madrid necesitaba entonces y necesita ahora, al hombre progresista y moderado capaz de gestionar con eficacia una comunidad tan compleja como la madrileña.
Dentro de unos días se reunirá el presidente del gobierno con la presidenta de Madrid, supongo que en un intento desesperado por resolver la dramática situación que atraviesa esta comunidad. Estoy seguro de que se decidirá poner en marcha acciones que deberían haberse aprobado hace ya tiempo. Pero mucho me temo que, si tales iniciativas continúan en manos de la señora Díaz Ayuso, al final todo siga manga por hombro.
Sería muy fácil para Angel Gabilondo aprovechar la pésima gestión de Ayuso para atacar al partido que gobierna la Comunidad de Madrid. ¿Por qué su suave comportamiento? Probablemente porque no quiere hacer lo mismo que, a nivel nacional, hace Pablo Casado.
ResponderEliminarAnte una pandemia, como ante una guerra, hay que estar unidos y olvidar temporalmente las diferencias. Es una pena que ni en su propio partido comprendan eso y haya voces críticas contra Gabilondo. La explicación la da el comportamiento de Casado. Si Casado hubiera apoyado sin fisuras al Gobierno todo el mundo apoyaría el comportamiento de Gabilondo. Tengo la esperanza de que, como en tantas ocasiones, la visión política a largo plazo acabe dando sus frutos.
Yo no quisiera que Ángel Gabilondo cabiara su estilo. Es más, ojalá fuera más frecuente su calidad intelectual en la política española. Lo que digo es que "lo cortés no quita lo valiente" y que se puede y debe criticar las políticas de la actual presidenta de Madrid. Porque para eso lo han elegido sus votantes.
ResponderEliminar