Este cambio ha coincidido con la
guerra de Ucrania, de manera que nos quedaremos sin saber cómo
habría reaccionado el señor Casado ante una situación tan complicada como es
ésta. La señora Gamarra, doña Cuca, hasta hace poco portavoz del PP en el Congreso y desde hace unos días secretaria general de los populares, no ha cambiado el estilo que mantenía cuando se sentaba al lado de su jefe anterior. El apoyo a las medidas adoptadas por Pedro Sánchez
frente a la crisis duró tan sólo unas horas, porque ya ha empezado con las viejas cantinelas de usted se aprovecha de la guerra de Ucrania para justificar sus fracasos. Habrá por tanto que esperar para ver cómo actua Núñez Feijoo. Pero don Alberto, el flamante nuevo presidente de los populares, ya ha empezado a justificar la injustificable alianza de Mañueco con Vox, culpando a los socialistas de haberlo obligado, y a justificar la última condena por corrupción al PP diciendo que hay que tomárselo con deportividad. Mire usted: la sinvergonzonería no es un deporte. Mal principio.
El latiguillo de que España
necesita una derecha equilibrada, alejada de los populismos extremistas, se ha convertido
en un tópico en los últimos días. Yo estoy totalmente de acuerdo con esta
necesidad, la de una oposición civilizada y democrática que sirva de
contrapunto al actual un gobierno. La de hasta ahora servía de muy poco, sólo para alejar
a los votantes conservadores de la derecha tradicional, algunos hacia la abstención y otros hacia las
filas de la ultraderecha. El crecimiento de Vox sólo se explica por la
inoperancia del equipo de Casado. Pero mucho me temo que los recién llegados sigan cayendo en los mismos errores. No sé si serán capaces de comprender que la ultraderecha se los va a comer con patatas, permítaseme la comparación gastronómica.
El señor Núñez Feijoo viene acompañado de buenas credenciales, no sólo por el éxito electoral en su comunidad, también por un supuesto talante moderado. Pero España no es sólo Galicia, por lo que habrá que esperar para ver qué sucede. Ese respaldo incondicional que le ha dado a la señora Díaz Ayuso, una auténtica “trumpista”, con más osadía que conocimiento, inquieta a muchos. Está bien que deje de momento a un lado las acusaciones de corrupción que investiga la fiscalía hasta que ésta se pronuncie, pero debería ser más cauto con las alabanzas a una líder populista que no le hace feos a los de Vox.
Me gustaría que el Partido Popular volviera a la senda de la centralidad o, al menos, que abandonara la algarabía parlamentaria y la oposición inútil. No sé si será capaz de hacerlo, porque en los momentos actuales, desaparecido prácticamente Ciudadanos, puede que continúe con la tentación de ir del brazo de la ultraderecha que representa Vox. Haría bien el nuevo equipo en rectificar el rumbo que seguían en los últimos años, porque, no lo olvidemos, sus anteriores victorias electorales se han debido siempre más a los votos del centro conservador y moderado que a los de los extremistas de derechas. Ellos verán lo que hacen; yo me limito aquí a señalar el peligro que corren, el de que Vox los devore.
Casado ya no está y de Núñez Feijoo sabemos poco. Sólo queda esperar y ver.
Yo creo que en Galicia se vota PP esté quien esté, no por mérito de Feijoo.
ResponderEliminarEs cierto que en Galicia predomina el voto conservador. Sin embargo, hay precedentes de gobiernos progresistas. Habrá que ver qué pasa cuando Feijoo desaparezca de la escena.
EliminarLe diría a Feijóo que sugiriese una bajada de impuestos cuando no hubiese largas listas de espera en la Sanidad y el informe PISA mostrase que la enseñanza en España estaba a la altura que le corresponde. Porque para mejorar eso hacen falta los medios económicos que se consiguen con los impuestos.
ResponderEliminarSi yo fuese Feijóo y tuviese intención de arrancar votos, preguntaría al Presidente por el número de ministerios y asesores que pensaba reducir. No representa una cifra importante en los Presupuestos, pero la gente lo vería con simpatía.
Lo que sucede es que a la derecha no le debe de importar ni las colas en Sanidad ni la calidad de la enseñanza ni las prestacionrs por desempleo ni los ERTE. Por eso, recaudar menos impuestos no es su preocupación. Sin embargo, cuando se trata de apoyar un aumento en los presupuestos de Defensa aplauden con entusiasmo, un sinsentido que resulta paradojico.
EliminarLa derecha creo que siempre fue más guerrera en la historia
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