Si las elecciones del 23 J han resultado una de las más emocionantes desde que se restableció la democracia en España, el periodo de negociaciones que se acaba de abrir promete ser de los más complejos y por tanto reñidos de los últimos años. Sánchez parece estar muy confiado, pero lo cierto es que nadie se lo va a poner fácil. Es verdad que cuenta con la gran ventaja de que la mayoría de los partidos con los que tiene que pactar no tiene la menor duda de que con el PSOE estarán siempre mejor que con el PP. Sin embargo las claves de sus políticas locales los obliga a sacar los dientes y a gruñir.
Con Sumar no tendrá ningún problema. Una de las habilidades de Sánchez ha sido no ocultar durante la campaña electoral que tenía intención de repetir gobierno de coalición progresista. Por tanto, quienes han votado a estos dos partidos lo han hecho sabiendo que esto sucedería. Nadie duda por tanto que el presidente en funciones cuenta para su investidura con estos 31 votos.
Bildu, en cuyo lenguaje en los últimos días se observa una cierta modulación constructiva, ha dicho que por ellos Sánchez no se quedará sin gobernar. Pondrán condiciones, apretarán las tuercas y se mostrarán reticentes, pero parece que apoyarán la investidura. Además, teniendo en cuenta que ya lo hicieron en la legislatura anterior y que no se produjo ninguna ruptura de la unidad de España como gritaban y gritan los conservadores, las críticas dentro del PSOE serán muy matizadas.
Esquerra, que también exige contrapartidas, ha incluido entre ellas algunas de carácter práctico, como por ejemplo la necesaria mejora de las infraestructuras. Que no olvide a la hora de las reivindicaciones las que se derivan de su condición de partido nacionalista no tiene nada de particular, porque su electorado no se lo perdonaría. Pero, desde mi punto de vista, hay muchos asuntos que tratar, lo que significa que muy posiblemente Sánchez contará con su apoyo.
El PNV no ha podido ser más claro. Andoni Ortuzar, su presidente, un hombre práctico donde los haya, aunque proclame que no le van a regalar a Sánchez la legislatura, está dando con su negativa a dialogar con el PP suficientes pruebas de cuál va a se su posición. Habrá negociaciones, se tensará la cuerda, pero estoy convencido de que apoyarán la investidura.
Los nacionalistas gallegos ya han dicho sin disimulos que apoyan. Coalición Canaria no quiere contaminarse con la proximidad a una extrema derecha contraria a la existencia de las comunidades autónomas, por lo que o apoya a Sánchez o se abstiene.
Nos queda Junts per Catalunya, un hueso duro de roer, pero
no imposible. Puigdemont sabe perfectamente que si no facilita la investidura
puede dar lugar a la repetición de elecciones y, por consiguiente que los nuevos resultados no le favorezcan. Además, Artur Mas ha advertido a los suyos que no es lo mismo exigir que ser intransigente. En mi opinión, Sánchez ha
dado sobradas pruebas de que sabe manejar situaciones como ésta, por lo que no veo imposible que consiga el apoyo de la derecha separatista catalana.
Vistas las cosas así, ¿cómo se atreve Feijóo a pedirle a Sánchez, después de lo que ha caído durante la anterior legislatura, que le riegue las macetas del balcón? ¿Cómo se le ocurre semejante disparate?
Creo que esto es una gran partida de poker, en la cual el rey del juego sigue siendo Pedro Sánchez, al que le han tocado unas cartas difíciles de jugar, pero no imposibles.
ResponderEliminarComo decimos, interesante situación política y Feijoo demuestra cada día poca habilidad política e incluso bastante insensatez.
El Anónimo vuelvo a ser yo, Fernando. Vaya, que nunca recuerdo poner mi firma.
ResponderEliminarGracias, anónimo olvidadizo. A mí me gustaría que en esta partida de poker nadie jugara de farol. En cualquier caso, veamos quien gana, porque ninguno tiene escalera de color.
EliminarEn lo que respecta a los nacionalistas, pienso que Sánchez se centra en el corto plazo y esa es la base de la crítica que le hacen algunos buenos socialistas, mayores, pero con la cabeza en su sitio.
ResponderEliminarLos partidos nacionalistas no se conformarán con soluciones de corte federal y pedirán un sistema confederal. No quieren mezclarse con los parientes pobres. Un Estado muy débil no podrá hacer grandes cosas por los ciudadanos.
En Italia hay cierto paralelismo con lo que allí ocurre entre el norte y el sur, pero allí es la extrema derecha la que favorece la separación norte-sur. Aquí, cierta izquierda.
Felipe González defendió la cohesión y ahora en el PSOE de Sánchez se han olvidado de eso. Vivimos tiempos de polarización, de buenos y malos y eso no puede traer nada bueno. Todos deberíamos colaborar, cada cual en la medida de sus posibilidades, en rebajar el nivel de agresividad de la política.
Alfredo, durante el mandato de Sánchez la tensión separatista ha bajado significativamente. Sin embargo, en la etapa de Rajoy el conflicto llegó a límites insospechados. Algo habrá hecho bien el primero y algo malo tendrán las políticas intransigentes.
EliminarYo me olvidaría de los "socialistas mayores", a los que por cierto muchos acuden para crear agravios comparativos, porque ya no están y en política hay que actualizarse. No existen principios inalterables.
Se puede defender la cohesión desde el reconocimiento de la realidad histórica. Los conflictos nacionalistas no son de ahora, vienen de muy lejos porque nunca se cerraron bien viejas heridas.
No sé como resultarán estas negociaciones (nadie lo sabe), pero creo que hay que dar a unos y a otros un voto de confianza.
En cuanto a rebajar la tensión, ya me dirás cómo se hace cuando una de las partes se ha pasado la legislatura acusando al presidente del gobierno de ocupa y ahora, por si fuera poco, está bailando con la extrema derecha, antisistema, intolerante y negacionista. ¿Quién le pone el cascabel al gato?