28 de octubre de 2025

Les están saliendo muchos granos

Trataba yo el otro día de encontrar puntos de coincidencia entre los distintos conflictos sociales abiertos en algunas comunidades autonómicas gobernadas por el PP y, después de darle algunas vueltas, he llegado a la conclusión de que lo que une a todos ellos es la cicatería presupuestaria. Me refiero a los casos de la DANA de Valencia, de las pruebas de cáncer de mama de Andalucía, de los incendios de Castilla-León y de la situación en las universidades públicas de Madrid. Vayamos por partes.

En el trágico caso de las inundaciones en la Comunidad de Valencia de octubre de 2024, además de ponerse de manifiesto la incompetencia del presidente de su gobierno autonómico, se vio con claridad la falta de una mínima estructura de protección civil. En una región de España en la que las inundaciones originadas por fenómenos de gota fría son muy frecuentes, no se han tomado medidas que atenúen los efectos de estos destructivos fenómenos meteorológicos. Se sigue construyendo en los barrancos, no se desvían los arroyos peligrosos ni se canalizan los ríos. Es cierto que esto cuesta dinero, pero si los presupuestos se derivan hacia otros destinos y los impuestos se bajan, las catástrofes originadas por los fenómenos medioambientales se seguirán sucediendo.

Lo de los cribados en Andalucía clama al cielo. Están bien las iniciativas de medicina preventiva contra el cáncer de mama, pero si después se archivan los resultados y no se informa a las afectadas, no sólo no sirven de nada, sino que además se quedan en mera propaganda política sin resultados positivos. Lo que sucede es cuando se desmantela la sanidad pública poco a poco, después pasa lo que pasa, que no hay medios suficientes ni para atender a las mujeres que han dado un diagnóstico positivo ni para informar a las demás. De la posible alteración de datos prefiero no hablar hoy. La fiscalía ha intervenido y esperemos sus conclusiones. Ya habrá tiempo para reflexionar.

Vayamos a los incendios de Castilla-León, cuyo relato sería idéntico si nos refiriéramos a los de Galicia. Según explican los afectados, las brigadas contraincendios estaban desmanteladas, porque mantenerlas activas en invierno cuesta dinero. Fueron los propios vecinos los que tuvieron que hacer frente a las llamas que los cercaban con los escasos medios a su alcance, hasta que con lentitud pasmosa pudieron intervenir los pocos bomberos forestales disponibles. Después, como esto resultaba insuficiente, apareció la UME. Lo que sucede es que cuando se pusieron en marcha los recursos necesarios, los montes ardían por los cuatro costados y no había manera de controlar la catástrofe. Una vez más, escasez de medios como consecuencia de la precariedad presupuestaria.

Por último, Madrid. Tengo en mi entorno familiar a varios universitarios estudiando unos en la universidad pública y otros en la privada y a través de ellos voy conociendo la actual situación en la primera -escasez de medios, aulas hacinadas y profesores desmotivados que se limitan a recitar la lección del día-, mientras que al parecer en la segunda no suele haber más de treinta alumnos por clase, lo que permite un sistema educativo basado en tutorías frecuentes. Está claro que en unas están están a dos velas y en las otras hay dinero.

En pocas palabras, una política ultraconservadora en todas estas comunidades, donde prima la privatización y poco a poco se va abandonado lo público. Pero es que además, por si fuera poco, todo ello bajo el paraguas neoliberal de reducir impuestos.

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