20 de octubre de 2016

Más sobre la militancia socialista y algo sobre los "amigos" de otros partidos

Es curioso observar la relatividad de los puntos de vista, aquello de los diferentes colores con los que se ve la realidad dependiendo del cristal con que se mire. Me refiero, para que no haya dudas interpretativas, a los asuntos opinables, sean de índole religiosa, política o sencillamente social, dicho lo último con el significado de todo aquello que afecte a un colectivo humano. Lo opinable no son ciencias exactas, no tiene soluciones únicas, sino que por el contrario puede haber varias respuestas, todas buenas -¿por qué no?-, dependiendo de las premisas que cada uno ponga al emitir su opinión.

Escribía yo hace unos días, a propósito de la abstención o voto negativo del grupo socialista en la investidura de Rajoy, que me parecían cortoplacistas las opiniones que defienden el no. Por supuesto que se trata de mi opinión, es decir, la que me dicta a estas alturas la visión que tengo del panorama político. Rajoy va a ser presidente del gobierno en cualquier caso y por tanto retrasar el momento no tiene ninguna ventaja. Por eso, aunque mi mente progresista me pida a gritos el voto negativo, veo alguna utilidad en acabar de una vez con la interinidad del PP y empezar a hacer una oposición efectiva.

Pero esa es mi opinión, que como todo el mundo sabe no comparten bastantes militantes socialistas. Estos días he tenido ocasión de volver a cambiar impresiones con alguno de ellos y me devolvía la oración por pasiva. Para él la visión cortoplacista radica en permitir que Rajoy gobierne gracias al voto socialdemócrata, porque esta actitud estigmatizaría al partido de tal manera que después puede que resultara muy difícil recuperar la credibilidad. Dos puntos de vista, como se ve, diametralmente distintos, dos opiniones que proceden de dos personas que defienden el mismo modelo de sociedad, al menos en líneas generales.

Es muy curioso observar como, en esta situación de debate interno del PSOE, los de Podemos piden a gritos a sus “amigos” socialistas el voto negativo. Digo que me parece curioso, porque a nadie se le escapa que con unas nuevas elecciones la izquierda corre el riesgo de que el PP mejore su posición parlamentaria, puede incluso que alcanzando la mayoría absoluta. Sin embargo, poco parece importarles a los de Pablo Iglesias –no sé a los de Íñigo Errejón- esta amenaza, lo que demuestra de manera evidente que prefieren asistir a la derrota de sus adversarios socialistas que controlar a la derecha antisocial y corrupta desde el parlamento, con la actual composición de la cámara baja. Al fin y al cabo lo que dicen que quieren, y pregonan a los cuatro vientos, es hacer oposición en la calle.

No sé cómo va a acabar la cosa, si con no, con abstención o con libertad de voto, porque a estas alturas todo cabe. Yo espero con interés la próxima reunión del Comité Federal del PSOE, en el que previsiblemente se decidirá la estrategia a seguir. No tengo ni idea de cuál será el resultado, porque por lo que me llega cualquier cosa pudiera suceder, ya que las discrepancias sobre este asunto son profundas. No diferencias ideológicas, me atrevo a decir, sino de carácter coyuntural, porque digan lo que digan algunos -sobre todo los "amigos"-, a ningún socialista le gusta que gobierne la derecha. En mi opinión, el partido no corre riesgo de dividirse por estas divergencias, como algunos agoreros señalan; aunque es evidente que en cualquier caso tendrá que someter sus estructuras a un profundo análisis de situación.

¿Pero quién no tiene que revisar sus estructuras?

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