Aquel cuento me recuerda ahora a la tozudez con la que el gobierno actual está afrontando la legislatura. Digo tozudez, para mantener en lo que voy a exponer a continuación un cierto paralelismo con la anécdota del maño, pero en realidad debería decir tenacidad. Sí, porque no se está arredrando ni un ápice ante los incesantes silbidos que le lanzan los maquinistas de las tres derechas y mira que es difícil mantener la calma en medio de la insistente algarabía que, aunque basada en supuestos no demostrables, resulta más molesta que una mosca cojonera. Y lo peor está por llegar, porque a medida que se avance en la aprobación de las leyes que figuran en su programa, los ataques cada vez serán más fuertes, más virulentos y más mordaces.
En la película que cito arriba, el baturro al final cede y se aparta de las vías. Una cosa es mantener el tipo y otra suicidarse. Yo espero que el gobierno en esto no se parezca al protagonista de nuestro cuento, porque está en la obligación de seguir cabalgando aunque ladren, ya que, como cuenta El cantar del mío Cid, precisamente por eso ladran. Otra cosa es que deba hacerlo con mesura, agilidad de cintura política y sentido de la oportunidad, porque ya se sabe que por la boca muere el pez. O los peces, porque en este caso hay dos bocas. Pero si la prudencia política acompaña a la clara decisión de mejorar las condiciones sociales de los españoles y la calidad democrática del país, el gobierno no tendrá por qué apartarse del camino elegido, chufle quien chufle.
En la oposición hay inquietud, que duda cabe. Digo yo que será porque no les gusta el panorama que se les avecina a corto plazo. Como no está en sus manos evitar que se aprueben leyes de carácter social, porque al fin y al cabo la mayoría de los españoles, sean del color que sean, las respalda, se dedica a atacar por los flancos de la anécdota cuando no del esperpento. El otro día le oí exclamar a una diputada del PP que la ley de la eutanasia tenía como objetivo ahorrar costes a expensas de la vida de los españoles, mientras se quedaba tan ancha respaldada por los aplausos de la bancada conservadora. ¿Qué anidará en la mente de esta ilustre representante del pueblo español para expresar en sede parlamentaria tamaña majadería? En cuanto a la historia interminable de la caza y captura del ministro Ábalos, lo que la oposición está haciendo deja claro que, al no encontrar por dónde atacar al gobierno con argumentos políticos, lo intentan sin ningún pudor en un asunto que tiene más de rocambolesca maniobra de improvisación ante circunstancias inesperadas que de maquinación política. Pero qué más da, pensarán, son oposición y algo tienen que decir.
Había un chiste, también baturro, que contaba que una maña le preguntaba a su marido todas las mañanas cuando éste salía a trabajar al campo: ¿y ésta noche cuando vuelvas de trabajar con qué ropa quieres que te reciba? A lo que el otro le contestaba: “ti” pongas lo que “ti” pongas, "te va a traer lo mismo”. Aquel hombre tenía las ideas muy claras.
Hay que ver lo que dan de sí los chascarrillos que se cuentan en mi tierra.
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