19 de febrero de 2020

¿Extrema pobreza o leyenda negra?

Llevado por la curiosidad, he indagado en el contenido de las declaraciones de Philip Alston, -el relator especial de la ONU para la extrema pobreza y los derechos humanos- que se han publicado en los medios de comunicación. Las noticias que me llegaban habían encendido mis alarmas, porque traslucían unas impresiones demoledoras sobre el panorama que el alto funcionario había observado entre nosotros durante su visita oficial a España. De manera que he querido comprobar hasta qué punto lo que se decía en sus informes era cierto o por el contrario exageraciones periodísticas. Y la conclusión que he sacado es que, como me temía, sus impresiones dejan poco resquicio para escurrir el bulto, a no ser que se tenga  alma de cántaro, que ya sabemos que son vasijas que están huecas.

Pero, a pesar de que sus opiniones supongan una crítica perfectamente documentada y absolutamente cierta de la situación de abandono que padecen amplios sectores de nuestra sociedad, tengo la impresión de que aquí, ni en el gobierno ni en la oposición, se esté prestando demasiada atención a sus denuncias. Parece ser que el informe oficial verá la luz en junio de este año y quizá por tanto en ese momento sebremos algo más. Pero mientras tanto, y en base a la información disponible, no quiero dejar de dar mi opinión.

El comentario de Alston que más me ha llamado la atención es aquel en el que asegura que ha visitado lugares que muchos españoles no reconocerían como parte de su país, bolsas de extrema pobreza cuyos moradores se siente totalmente abandonados, sin luz, sin alcantarillado, sin las mínimas condiciones de salubridad que deben exigirse en una sociedad avanzada como la nuestra. Denuncia que, siendo España un país rico, existen barrios pobres en condiciones peores que las que se dan en un campamento de refugiados. Y añade que cuando visitaba España como turista se encontraba con un país rico culturalmente, diverso y próspero, mientras que como relator de la pobreza, y por tanto yendo más allá de lo que se ve a simple vista, ha descubierto un porcentaje inusual de población que vive al límite y tiene dificultades para sobrevivir.

El señor Alston asegura que en España, entre 2007 y 2017, el 1% más rico incrementó su riqueza en un 24%, mientras que el 90% en menos del 2%. Lo que significa que no sólo hay una escandalosa desigualdad, sino que además la brecha entre pobres y ricos se va haciendo cada vez mayor. Además, siempre según Alston, la presión fiscal ha descendido en un 5%, de manera que las políticas llevadas a cabo por el gobierno anterior en materia fiscal han disminuido sensiblemente la capacidad de recaudación para fines sociales.

Ya sé que cuando no se quieren ver las cosas como son ni siquiera un informe como éste, procedente de tan alta instancia y carente por completo de visión partidista, se tiene en cuenta. Las verdades hieren y para algunos cuanto menos se airee esta insultante realidad mejor. Solucionar una situación tan injusta requiere políticas agresivas y serán muchos los que piensen que no está el panorama político español como para tomar medidas que aún tensionen más. Pero la realidad es que este gobierno ha llegado amparado por los que han creído en la promesa de mejorar las condiciones sociales del país y si no aborda decididamente la desigualdad que se ha instalado en nuestra sociedad fracasará por completo.  Perderá credibilidad y como consecuencia parte de los votos que lo sustentan.

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