Las mujeres sólo tienen un pecho, no dos. No lo digo por quitarles mérito, que lo tienen y mucho, sino para hablar de la frecuente pluralización que usan algunos -los pechos-, incorrección lingüística que hiere el oído. El pecho, dice la RAE, es la parte del cuerpo humano que se extiende desde el cuello hasta el vientre, y en cuya cavidad se contiene el corazón y los pulmones. Por tanto, pecho tienen las mujeres y también los hombres, pero uno sólo. Hablar, por tanto, de los pechos de una mujer significa admitir que está dotada de dos troncos, cosa que a mí no me parecería ni estética ni normal. Quizá haya alguna diosa oriental que disponga de una anatomía “bitroncal”, pero hoy sólo quiero hablar de lo humano y dejar lo divino para otro día.
Lo que si es cierto es que el pecho de la mujer dispone de dos protuberancias, de mayor o menor contundencia, más grandes o más pequeñas, puntiagudas o romas, colgantes o tirantes, que en este asunto la naturaleza ha sido pródiga con la anatomía femenina. Pero esas prominencias, desde mi punto de vista maravillosas, tiene otros nombres, muchos, porque ya se sabe que en determinados ámbitos nuestro idioma es ubérrimo en sinónimos. Por no extenderme, y sólo a título orientativo, están los de seno, mama y teta, este último quizá el más expresivo, el único además que no deja lugar a dudas interpretativas sobre a qué nos estamos refiriendo. Y si se es muy naturalista, se puede utilizar el de ubre, nombre que a mí, por sus connotaciones bovinas, no acaba de gustarme.
Sin embargo, es frecuente oír expresiones tales como "le han operado uno de los pechos", "estaba con los pechos al aire" o "tiene unos pechos que dan hipo". Hay otras muchas, claro, pero dada la naturaleza del asunto prefiero no abundar demasiado en los ejemplos, no vaya a ser que me vaya por los cerros de Úbeda o, peor aún, por los montes de la concupiscencia. Raquel Welsh, Briggit Bardot, Sofía Loren y Marilyn Monroe tienen o tenían un sólo un pecho cada una, sobre el que han destacado durante años las maravillosas curvas de sus respectivas anatomías. Es más, no creo que con dos pechos hubieran hecho carrera en el cine, aunque pudiera ser que sí en el circo.
Hace muchos años leí un libro del polifacético y controvertido Alfonso Ussía, en el que, en tono más o menos humorístico, recriminaba algunos usos y costumbres de los españoles. Entre ellos estaba la pluralización de la palabra pecho, cuando se refería a un solo sujeto. La verdad es que desde entonces he estado a la caza de este gazapo, que me encuentro con harta frecuencia, porque el buen hablar no es una característica muy extendida entre nosotros, y cada vez menos.
Se me ocurre que quizá hubiera que cambiar el refranero, para decir, en vez de a lo hecho pecho, a lo hecho tetas. Es cierto que se perdería el ripio, pero las feministas, siempre en busca de expresiones inclusivas, puede que se alegraran. Estoy seguro de que la propuesta tendría éxito, aunque muchos seguramente ni aún así se darían cuenta de la incorrección que supone hablar de los pechos de una mujer.
Luis, del DRAE.
ResponderEliminarPecho.
5. m. Cada una de las mamas de la mujer.
6. m. Conjunto de las dos mamas de la mujer.
De nada
Querido anónimo (no tan anónimo), observa la contradicción entre la acepción 4 y la 5. No se puede se el todo y cada una de las partes al mismo tiempo. Lo que sucede es que la Academia va aceptando poco a poco lo que dicen los hablantes. Y muchos de éstos -ya lo digo en el artículo- utilizan la palabra pechos para referirse a ls mamas. A mí me parece una incorrección lingúística.
ResponderEliminarEl lenguaje es vivo y va evolucionando a base de incorrecciones en las que incurre la gente cuando ésta se van generalizando, pero una vez que la RAE las acepta, dejan de ser incorrecciones.
EliminarLuis, cuando escribes del todo y las partes y tratándose de las tetas se me nubla un poco el discernimiento y más si lo relaciono con la exuberante señorita de tu artículo.
ResponderEliminarY sobre las incorreciones: tienes tres. ¿Las has encontrado?