Acabo de leer un libro (Génesis. El origen de las sociedades. Edward O. Wilson. Crítica) que me recomendó un buen amigo, lector de este blog y a quien agradezco su recomendación. Es un libro denso, difícil de digerir -al menos para mí-, que contiene una detallada descripción de los pasos que la evolución ha seguido para, a partir de partículas inorgánicas, de simples elementos, crear primero la vida y después, a través de miles de millones de años, dar lugar a la aparición del género humano. En cualquier caso, no es más que uno de los centenares de estudios con los que los científicos de docenas de ramas del saber intentan desentrañar el gran misterio de la vida o, dicho con un lenguaje mucho más técnico, ahondar en el conocimiento.
El autor empieza diciendo: “La clave para la supervivencia de la humanidad a largo plazo depende de que comprendamos completa y apropiadamente, no sólo los últimos tres mil años de historia, ni los diez mil años de civilización que empezaron con la revolución neolítica, sino también los doscientos mil años anteriores durante los que apareció el Homo sapiens”. Y añade: “Comprendiendo todos estos hechos, debería ser posible responder con seguridad a la pregunta fundamental de la filosofía: ¿qué fuerza nos creó? ¿Qué reemplazó a los dioses de nuestros antepasados?”.
Es esperanzador saber que el conocimiento científico y las técnicas asociadas avanzan a pasos agigantados, pudiéndose asegurar que se duplican cada una o dos décadas. Por tanto, no es descabellado pensar que a finales de este siglo muchas de las incógnitas actuales hayan sido despejadas y explicadas. Eso dará lugar a la desaparición de muchos de los mitos creacionistas, que aún perduran porque para algunos resulta más confortable aceptar que fuimos "modelados con barro" que reconocer que nuestros antepasados eran chimpancés o bonobos.
Dice el autor de este libro que existe una alta probabilidad de que en algún otro lugar del universo exista vida. La de la tierra se originó espontáneamente a partir de la casualidad, cuando laboratorios naturales submarinos dieron lugar a la combinación de elementos, la unión de estos a la aparición de células, después a los microorganismos y por evoluciones sucesivas a las especies que actualmente pueblan la tierra, entre ellas el hombre. En el universo “conocido” existen, según Edward O. Wilson, un trillón de galaxias, cada una de ellas formada por billones de estrellas y sus correspondientes sistemas planetarios. Siendo así, no es difícil suponer que la misma casualidad que produjo hace miles de millones de años vida en nuestro planeta se hubiera producido también en algún otro lugar del universo.
Acabo con otra cita de este autor,
que no por conocida ha dejado de llamarme la atención: “Todas y cada una de las
partes del cuerpo y la mente humanos tienen una base física que cumple con las
leyes de la física y la química”. Somos, dicho de otra forma, una estructura orgánica que, sin necesidad de interpretaciones espirituales, puede explicarse perfectamente con el actual nivel de conocimientos científicos. Las leyendas creacionistas han dado paso al conocimiento científico. Y esto no ha hecho más que empezar.
Recomiendo a mis amigos interesados por estos temas la lectura del libro que he citado, pero advierto a los que se sientan cómodos
al amparo de los mitos religiosos que quizá debieran abstenerse. A no ser que quieran abrir sus mentes al progreso de la ciencia.
La personas religiosas eligen "el sentimiento" al razonamiento como fuente del conocimiento. Es imposible razonar con quien niega el razonamiento como herramienta de adquisición de saber. No comparto esa posición, pero intento respetarla; al fin y al cabo ha habido, y hay, muchas personas muy inteligentes y preparadas, incluso científicos, que han preferido basarse en "el sentimiento" cuando se trata de lo llamado transcendente. En fin, vivimos en un país en el que, hasta hace poco más de un siglo, había en las universidades más cátedras de teología que de matemáticas o física.
ResponderEliminarDe acuerdo contigo, sobre todo en el respeto a los creyentes. Yo se lo tengo, aunque no comparta los fundamentos de sus creencias.
EliminarPor supuesto que estoy de acuerdo con la teoría de la evolución y con la teoría del bing bang, pero también me hago la pregunta de cuál fue el principio de todo. Como se conoce popularmente: qué fue primero el huevo o la gallina?
ResponderEliminarUn saludo
Conchi
Es curioso que aceptemos la eternidad hacia adelante y, sin embargo, busquemos el principio de la existencia. En cualquier caso, no porque sea un gran misterio hay que sustituir la búsqueda de la verdad física por interpretaciones metafísicas. Lo primero es ciencia, lo segundo religión.
ResponderEliminarFascinante y misterioso el origen del Universo y de la Vida. Nunca dejaremos de preguntárnoslo. Hoy día no creo que queden muchas personas en el mundo que crean en el mito del creacionismo.
ResponderEliminarFernando, es curioso observar como el resurgir de la ultraderecha ha traído de la mano el del creacionismo. Lamentablemente hay muchos más de los que parece, entre otras cosas porque la teoría de la evolución deja de lado el concepto del Dios creador.
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