18 de febrero de 2021

Impresiones a vuelapluma. Elecciones catalanas

Creo que los resultados de las elecciones autonómicas catalanas merecen una reflexión. Hay asuntos que no requieren demasiada meditación, quizá porque ya se haya pensado en ellos muchas veces. Por eso, y por la rapidez con la que me he puesto a escribir estas impresiones, las califico de a vuelapluma.

La primera conclusión que me sugiere el nuevo reparto de escaños en el “parlament” es que, al menos en un aspecto, las cosas han cambiado con respecto a la situación anterior. Un partido, el PSC, con solera y arraigo en Cataluña, sin sospechas de ser independentista, pero al mismo tiempo catalanista en el exacto sentido de la palabra, ha quedado el primero. No tiene suficiente mayoría para hacerse con la presidencia de la autonomía, pero unos y otros tendrán que contar a partir de ahora con los socialistas. A ERC no le resultará fácil oponerse a las medidas de tipo social que le reclame el PSC, porque sus bases no lo admitirían. Si Pere Aragonès llega a gobernar con Junts, que representa la derecha neoliberal en Cataluña, se va a encontrar a lo largo de la legislatura, un día sí y otro también, con la “crítica constructiva” de Illa, que los acusará de no cumplir con su programa y de seguir las directrices conservadoras que les marcan los de “Waterloo”.

Mi segunda conclusión procede del hecho de que el reparto de fuerzas entre independentistas y no independentistas se mantiene con terquedad en torno al fifty-fifty, punto arriba punto abajo. La división es estructural y no creo que vaya a variar a corto plazo, a no ser que algún factor externo modifique la situación de estancamiento. En mi opinión, ya lo he dicho en más de una ocasión, este factor tiene que proceder del diálogo. Hay que sentarse y negociar  hasta que las bocas se queden secas y las voces roncas. Quizá así pueda llegarse a algún punto de encuentro aceptable. De otra manera, el problema se enquistará, con el consiguiente perjuicio para los intereses de España en general y de Cataluña en particular. La sensatez obliga a las dos partes a llegar a acuerdos con urgencia.

La tercera reflexión procede de algo que lleva sucediendo hace meses en la política española, la división continuada del voto de la derecha, sin tendencia fija. El PP ha sufrido un nuevo varapalo, esta vez mostrando su debilidad frente a Vox, que en Cataluña lo ha superado y en el resto de España le sigue los pasos a corta distancia. Los señores Casado y García Egea deberían reflexionar sobre la estrategia que han elegido, porque está claro que les está perjudicando. Sin embargo, parece que no estén dispuestos a modificar el rumbo, como demostraría el mensaje de que “lo de Cataluña no es extrapolable al resto de España" y con la acusación a los socialistas de ser los causantes de que el independentismo haya crecido. Sin comentarios.

Ciudadanos -estaba cantado- se ha desvanecido. No han sabido ejercer de oposición en Cataluña, porque su único mensaje era “independencia no”. Y en política cuando se está en la oposición hay que manejar los hilos con habilidad y no encerrarse en callejones sin salida. Rivera se dio cuenta de su fracaso y dejó la política, pero no parece que Arrimadas vaya a imitar en esto a su antiguo mentor.

Los “comunes”, la marca Podemos catalana, no se ha movido. Ese estancamiento también debería hacerle pensar a algunos de sus líderes en Madrid la estrategia que están siguiendo. Hay asuntos en los que no puede uno moverse en la ambigüedad. A cuento de qué viene cuestionar la calidad democrática de España y qué tripa se les ha roto cuando hablan de presos políticos en nuestro país. Los errores se pagan.

Hoy no voy a hacer conjeturas sobre cómo quedará el próximo gobierno catalán, porque no serían más que especulaciones sin fundamento y hoy no toca. Pero sí diré algo que me ronda por la cabeza: en política valen de muy poco las declaraciones que se hacen en periodos electorales o durante el transcurso de las negociaciones. Por eso, no doy por descartado que pueda haber sorpresas. Pronto lo sabremos.

2 comentarios:

  1. Comparto las impresiones a vuelapluma del artículo. Sólo encuentro preocupante la tendencia de la derecha catalana no nacionalista. He visto algún Tweet del candidato del PP y sus declaraciones parecían relativamente razonables; nada que ver con las que se suelen oír de Casado, o García Ejea. Sin embargo el electorado catalán ha preferido el mensaje radical de Vox. Supongo que en parte es debido al factor corrupción del PP y en parte a la postura impúdica de Vox ante la inmigración.

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  2. Mucho me temo que los mensajes del candidato del PP hayan quedado eclipsados por los de sus "jefes" en Madrid. En el Partido Popular empiezan a oírse voces discrepantes de la estrategia de Casado, cada vez más insistentes. Porque el auge de Vox es consecuencia directa del descrédito de los populares. Muchos votante de Ciudadanos se han pasado a la ultraderecha.

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