16 de marzo de 2021

Feminismo, feminidad y "hembrismo"

No es la primera vez que escribo aquí sobre el feminismo, de manera que pido disculpas por la posible reiteración de ideas. En cualquier caso, hoy intentaré reflexionar sobre aspectos que en otras ocasiones se me hayan quedado en el tintero, seguramente muchos. Es éste un asunto sobre el que tanto se debate y se discute, que siempre quedarán facetas sobre las que meditar. Además, desde un punto de vista sociológico, se trata de un escenario muy útil para analizar los comportamientos y las mentalidades de los humanos. Dime qué opinas sobre el feminismo y te diré quién eres.

Hace relativamente poco tiempo, una amiga me decía que ella no era feminista sino femenina. Supongo que una frase tan redonda procederá de algún cenáculo de adscripción conservadora, en los que siempre andan reluctantes a la hora de admitir el feminismo como conducta recomendable. No lo expresan así, por supuesto, porque en sus ataques circunvalan el meollo de la cuestión -la igualdad de derechos del hombre y la mujer- para achacar a estos movimientos reivindicativos todo tipo de radicalismo. Incapaces de atacar directamente las justas reivindicaciones feministas, bifurcan por veredas confusas.

Supongo que, aunque los promotores del antifeminismo sepan muy bien lo que significa ser feminista, como el movimiento de defensa de los derechos de la mujer surgió de organizaciones democráticas de tendencia progresista, creen que combatiendo a aquel combaten a éstos. Craso error, porque lo que consiguen con su actitud es alertar a muchas mujeres de mentalidad conservadora, pero defensoras de la igualdad de derechos. Por eso, para evitarlo, disfrazan su antifeminismo de lucha contra la radicalidad, la intransigencia y la intolerancia, cuando lo uno nada tiene que ver con lo otro.

Lo que sucede es que no saben o no quieren saber qué es feminismo y se inventan interpretaciones disparatadas. Feminismo significa exclusivamente defensa de los derechos de la mujer. Cualquier otra interpretación es errónea. Pero todavía hay muchos y muchas a los que les importa muy poco estas reclamaciones, o porque no creen que sean necesarias o porque consideran que las cosas deben seguir como hasta ahora. Digámoslo con claridad, o porque no comparten la preocupación por igualar los derechos de la mujer a los del hombre o porque están en contra por razones ideológicas o religiosas.

Feminismo no es “hembrismo”, si entendemos esta última palabra como antónimo de machismo. Los feministas no reclaman la superioridad de la mujer con respecto al hombre, sino la equiparación de oportunidades y, por tanto, de derechos. El machismo histórico ha relegado a lo largo de los siglos a las mujeres de las tareas más importantes de la sociedad, de tal manera que para romper ese injusto legado es necesario apoyar las reclamaciones de forma expresa. Por eso, el feminismo recibe bien las políticas de discriminación positiva e insiste en la lucha continuada para alcanzar sus objetivos.

En cuanto a la feminidad versus el feminismo, nada tiene que ver lo uno con lo otro. La feminidad, como la masculinidad, son condiciones inherentes al sexo, o por anatomía o por mentalidad. El feminismo es una reivindicación de los derechos de la mujer y se debe ejercer desde la feminidad o desde la masculinidad.

3 comentarios:

  1. Veo muy oportuna la precisión del concepto de feminismo. Si se tuviese claro ese concepto serían muchos más los defensores de las posiciones feministas. Es difícil imaginar una persona mínimamente ética que crea que el hombre debe tener más derechos que la mujer, por ejemplo cobrando más por el mismo trabajo.

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    1. Alfredo, menos sueldo por el mismo trabajo o menos posibilidades de acceder a los puestos de dirección con la misma capacidad intelectual. Las cosas van cambiando a mejor, es cierto, pero con mucha lentitud.

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