Estoy convencido de que determinada ganadería intensiva contamina. En el pueblo donde se localizan algunas de mis raíces familiares, de un tiempo acá han proliferado las grandes granjas de cerdos, cuya presencia capta nuestro olfato con desagrado cuando el viento favorece la expansión de los olores pestilentes. Los animales están encerrados en sus cochineras, hacinados, cebados para que el engorde sea rápido, sin ver la luz del día y sin pisar el campo. Después, inevitablemente irán al matadero, porque al fin y al cabo ese es su triste destino: nacer, engordar y servir de alimento al ser humano. Creo, por tanto, que la situación nunca admitiría un sobresaliente por parte de las autoridades encargadas de gestionar una razonable política medio ambiental. A mí este estado de cosas no puede dejarme satisfecho, porque todos sabemos que existen alternativas sostenibles desde el punto de vista de la preservación del medio ambiente y del trato a los animales, aunque evidentemente requieran mayores inversiones económicas. Al final siempre nos encontramos con la codicia humana.
Ahora bien, he leído detenidamente las declaraciones de Garzón y no encuentro en ellas nada que justifique la histeria desatada. Si acaso, y no lo voy a soslayar, que cuando se ocupa un puesto de responsabilidad política no basta con tirar la piedra a ver a quién le cae. Se deben proponer soluciones, analizar alternativas y enfocar los problemas hacia su resolución. Denunciar en un periódico lo que no se debe hacer, es fustigar y no solucionar. Un ministro, cuando habla como tal, debe hacerlo, no sólo para señalar el problema, sino para resolverlo. Ni siquiera ha tenido la precaución de enumerar las medidas de control sanitario y de preservación del medio ambiente que los sucesivos ministerios de agricultura han ido poniendo en marcha a lo largo del tiempo en beneficio de la ganadería y de los ganaderos. Ha dejado las ventanas abiertas de par en par para que corran los vendavales de la demagogia, las falsas acusaciones y las mentiras descaradas.
A mí me parece además de una enorme ingenuidad, porque parece como si el señor Garzón ignorara el percal de la oposición, que cuando muerde chicha no la suelta hasta que las mandíbulas se le desencajan. No es la primera vez que a don Alberto le suceden estos inoportunos encontronazos, por lo que debería tomar las debidas precauciones para evitar que, con la falsa acusación de que quiere cargarse la ganadería, la derecha y su inseparable ultraderecha lo expongan a todo tipo de vejaciones políticas. No les de usted pretextos, señor ministro, porque se vienen arriba.
Su socio en el gobierno, el partido socialista, mantiene una postura comedida, porque es evidente que ni quiere subirse al carro de las polémicas estériles ni mucho menos crear una crisis de gobierno No hay que perder de vista que detrás de toda esta controversia hay un extenso sector económico, que crea empleo, cuenta con un gran subsector auxiliar, pone dinero en circulación, lo que significa que cualquier asunto que pueda llegar a perjudicarlo levantará sarpullidos, mucho más si la mentira y la falacia realimentan las acusaciones.
No, no me acaba de gustar la ganaderia
intensiva, si por tal entendemos las macrogranjas que poco a poco van ocupando el mundo rural de la España vacía. Me parece sustituible por otra menos contaminante y menos favorecedora del maltrato animal. Creo que existen alternativas "civilizadas". Pero en
política hay que proponer soluciones, no sólo denunciar los defectos, sobre todo cuando se está al frente de la gestión. Lo
primero promueve debate y pone en marcha la búsqueda de soluciones. Lo segundo sólo logra
alimentar la demagogia de los demagogos, que abundar abundan.
Tengo la impresión de que este tipo de declaraciones - y ya van varias - son necesarias para que Podemos no se identifique demasiado con su compañero de gobierno. Todos empiezan ya a pensar en los votos.
ResponderEliminarResulta algo raro que el Ministro de Consumo de España conceda una entrevista a The Guardian. Si la entrevista hubiese sido publicada en un periódico español todo habrá sido menos ruidoso.
Alfredo, estoy de acuerdo en que detrás de cualquier declaración política se esconden intenciones electorales. Lo que me pregunto es qué atractivo puedan tener éstas en concreto en la mayoría de los ciudadanos, de izquierdas o de derechas.
EliminarLuis, estando de acuerdo con tus consideraciones, te voy a sugerir un cambio de registro estilístico sobre una frase tuya: “el señor Garzón ignorara el percal de la oposición”.
ResponderEliminarLo del “percal” me temo que excepto los robots chinos que te lean, que son muy listos, no te van a entender los menores de 50 años. O quizás 60.
Haz la prueba con tus nietos, e incluso con tus hijos y pregúntales qué es, o era, el percal.
Quizás podrías cambiarlo por el “tergal” que es mucho más moderno, aunque sigan sin saber qué es. Y además crearías una frase nueva: “el señor Garzón ignorara el tergal de la oposición”. Que también lo ignora.
Angel
Ángel, me alegro de que estés de acuerdo con mis consideraciones.
EliminarEn cuanto a la forma, "cada maestrillo tiene su librillo".
Tenga o no tenga razón Garzón en las formas (expresar su idea de gobierno sobre la ganadería en un medio comunitario, que no extranjero), lo que está claro es que es una forma de informar y concienciar a la ciudadanía, que de otro modo igual no se enteraba, y de hecho hay muchas personas que siguen ignorando la cuestión.
ResponderEliminarUna solución que ya se viene apuntando apuntado y no sé si se aplica en los establecimientos de comestibles, es poner etiquetas en los envasados de carnes que expliquen al consumidor si es ecológica o proviene de granjas intensivas. De esta forma sería el consumidor el que decidiera. Lo que está claro es que los productos ecológicos, demomento, son bastante más caros que los ordinarios.
Fernando, ya he dicho que no encuentro en las declaraciones de Garzón nada que justifique el vocerío atificial que han montado el PP y Vox. Pero creo que, cuando se está en la primera línea de la política,hay que ser extremadamente cuidadoso con las escenificaciones. Hoy ha tenido una reunión con una importante asociación de agricultores, en la que se ha visto obligado a dar explicaciones. Por ahí debería haber empezado y no haciendo declaraciones a un periódico británico.
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