Por otro lado, quienes nos asomamos a las noticias de carácter nacional sabemos a ciencia cierta que ningún candidato de las elecciones andaluzas ha dejado de pasar por el incendio de Sierra Bermeja, muy interesados todos ellos en conocer los pormenores del siniestro y el avance de los trabajos de extinción, con declaraciones de distinto signo, pero todas coincidentes en que su preocupación por el desastre no conoce límites.
Es lógico que sea así, porque cuando los mensajes políticos no calan por anodinos, porque todos dicen lo mismo o muy parecido, cuando a los electores les traen al pairo los programas de los unos y los otros, porque saben que una cosa es lo prometido y otra el cumplimiento de la promesa, y lo único que les llama la atención son las actitudes personales, situaciones como éstas definen perfectamente a los candidatos. Una concentración popular de alto valor sentimental para muchos andaluces y una catástrofe medioambiental son situaciones que un político habilidoso no puede desaprovechar.
Aunque soy muy aficionado a ver los debates electorales, confieso que de estos últimos en Andalucía no he visto ninguno, salvo retazos retrasmitidos después por algunas cadenas. En ellos he comprobado lo repetitivos que son los tópicos: un Moreno Bonilla con corbata, un Espada sin ella, una Olona más patriota que el Cid, un Marín tan ajeno a la realidad que produce escalofríos, una Rodríguez más echada para adelante que la Pasionaria y una Nieto voluntariosa intentando marcar distancias con todos. Si es verdad que son tantos los indecisos, no creo que estos debates hayan servido para sacarlos de dudas.
Parece cantado que el PP ganará las elecciones. Desde mi punto de vista, esto sucederá, no tanto por méritos propios, como por deméritos de los otros. También está claro que para gobernar van a necesitar la colaboración de Vox, aunque intenten negarlo con la boca chica; o no tan chica, porque no he oído hasta ahora una negativa firme a la más que posible alianza, sino la expresión ambigua de que lo que quiere el candidato popular es gobernar en solitario. Pues claro, como todos.
En cualquier caso, de las cosas más sorprendentes que he observando en esta campaña es la actitud del candidato de Ciudadanos, que parece ignorar la debacle que se le avecina. En vez de intentar marcar distancias con el PP, le está haciendo el juego sucio a Moreno Bonilla, resaltando las virtudes del gobierno en el que aún ocupa la vicepresidencia e ignorando que sus compañeros de andanzas durante la legislatura anterior le han dado una patada en donde más duele. A mí me parece increíble y reconozco mi incapacidad para catalogar su comportamiento con los parámetros de la lógica que suelo utilizar. De emplear algún calificativo para definir su comportamiento sería el de patético.
Si es cierto que estas elecciones van a servir como laboratorio experimental para las próximas generales, no descarto volver a este tema muy pronto, una vez que se conozca el resultado y haya habido tiempo para madurarlo.
Notable artículo, desapasionado y en mi opinión muy bien escrito. Comparto el contenido y solo diré que Marín, el de Ciudadanos, candidato de escasísimo carisma, juega su baza en la espera - no del todo improbable - de que el PP gane, pero le falte muy poco para la mayoría absoluta y los escaños que saque Ciudadanos, uno o dos, le sean necesarios y suficientes. No tiene otra.
ResponderEliminarAlfredo, gracias por tu comentario. Desde el artículo que nos ocupa hasta hoy han pasado mchas cosas. Por eso me propongo escribir otro sobre los resultados de las elecciones andaluzas. De momento, y al hilo de lo que dices sobre Marín, queda claro que su actitud estaba cargada de ingenuidad.
EliminarHola, soy Fernando. Al final parece que Moreno con su cara de bonachón ganó con mayoría absoluta y que no necesitará de Vox ni de Ciudadanos, que se extingue. Esto le debe servir de lección al Psoe para que se atreva a hacer políticas más sociales, que para eso las lleva en sus siglas. De los otros de izquierdas ya sabemos que al pueblo en general no les gustan, sobre todo cuando andan siempre en peleas callejeras.
ResponderEliminarComo digo en el comentario anterior, estoy preparando un artículo sobre mi punto de vista sobre el resultado de las elecciones andaluzas. Pero te anticipo que discrepo de tu opinión sobre las causas de la victoria del PP. Si los electores votan a quien defiende políticas conservadoras, ¿cómo se le puede culpar al PSOE de ser el causante por la tibieza de sus políticas sociales? No veo relación causa y efecto. Creo que la causa está en la pérdida de credibilidad por las alianzas socialistas con la izuierda radical. Es decir, todo lo contrario.
EliminarIntentaré explicarme con más extensión en una nueva entrada.
Me vendrá bien ponerme algo al día, porque las cuestiones políticas me aturden bastante
ResponderEliminar