No quisiera ser frívolo y juzgar una situación de la que me faltan muchos datos para comprenderla en toda su extensión. Supongo que muchas de las explicaciones se habrán quedado entre bambalinas, porque en política sólo salen al exterior los resultados y poco se sabe de las razones que han conducido a ellos. Ahora bien, como es un asunto de los de “llueve sobre mojado”, y de los que desde hace tiempo tengo opinión formada, voy a comentar algunos de mis puntos de vista sobre la inoperante desunión de la izquierda, por no decir ridícula.
Sabido es que los personalismos suelen con frecuencia prevalecer sobre las ideologías y, por tanto, sobre la eficacia de las iniciativas políticas. Eso sucede en todos los partidos, tanto en los de la derecha como en los de la izquierda. Pero cuando para presentar un proyecto, con las elecciones autonómicas anunciadas para dentro de nada, es preciso que lo hagan seis personajes al alimón, cada uno de ellos líder de su pequeña plataforma, algo huele a podrido en Dinamarca. La frase de que la mujer de Cesar no sólo tiene que ser honesta, sino que además debe parecerlo, viene aquí a huevo.
En este caso, además, mucho me temo que los promotores hayan pretendido apoyar sus pretensiones en personas que no querían verse comprometidas, como es el caso de Yolanda Díaz. Y, por si fuera poco, Pablo Iglesias, el que en su momento criticaba con denuedo los “floreros chinos”, ha querido tener vela en este entierro, supongo que porque su vocación de líder no le permite quedarse callado. En fin: entre todos la mataron y ella sola se murió.
Decía antes que llueve sobre mojado. Podemos nació como consecuencia de un lento y progresivo “aburguesamiento” del PSOE, unido a la ineficacia electoral de Izquierda Unida. Ya lo he dicho en más de una ocasión, creo que algunos líderes socialistas se ganaron a pulso este parto de los montes, porque sus titubeos ante las reformas que necesitaba España y la tibieza de su posición progresista permitieron que un grupo de jóvenes universitarios, sin experiencia alguna y con más empuje que sabiduría, ocupara el espacio que fueron poco a poco dejando vacío.
Pero eso ocurrió hace años, y ahora en el PSOE hay otra dirección, a la que se le podrá achacar errores, pero no dudar de su programa progresita. Por eso, esa insistencia en apoyarse en posiciones radicales y dar la espalda a una efectiva unidad de la izquierda tiene muy poco sentido. Son personalismos alimentados por el ansia de liderazgo de unos cuantos, que convierten su ambición política en desunión, en unos movimientos centrífugos que debilitan cualquier intento de promover un auténtico cambio social que esté alejado de la utopía y que tenga posibilidad de llegar a buen fin.
Lo de Andalucía no es más que un aviso a navegantes. Pero veo venir que, o impera la cordura entre los progresistas, o el PP, cada vez más condicionado por las tendencias ultraderechistas de algunos de sus líderes y apoyado por la radicalidad antisistema de Vox, pueda llegar a gobernar en España en los próximos años. Y sólo encuentro una explicación, la proverbial desunión de la izquierda radical, que cuando quiere asaltar los cielos nos lleva a todos a los avernos reaccionarios.
Después vendrán los lloros y el rechinar de dientes, o, como en aquella vieja viñeta de mi admirado Forges, se podrá decir: van votando lo que van votando y luego les pasa lo que les pasa.
Yo creo que a las izquierdas, al menos en Andalucía, le faltan líderes que sean, a la vez, pragmáticos, eficaces y discretos. En la política nacional ya veremos hasta dónde puede llegar el nuevo proyecto de Yolanda Díaz, que es, hoy por hoy, segun mi humilde entender, la única líder que reúne esas tres cualidades, capaz de aglutinar todas las tendencias y personalismos.
ResponderEliminarCreo que a los políticos de izquierdas, además de la fuerza centrípeta que procura el dinero, falta una virtud primordial como es la humildad.
Fernando, tu comentario me motiva una precisión sobre algo que quizá no haya quedado claro en el artículo. Los movimientos centrífugos se han producido en el extremo radical de la izquierda. El PSOE -que ha gobernado durante 7 legislaturas (frente a las 4 del PP) y que sigue cosechando una intención de voto de un 30 %-, una vez rectificada la deriva que propició el nacimiento de Podemos, debería ser quien aglutinara el voto progresista. Yolanda Díaz puede unir a los restos de Podemos, pero no resolverá la división de la izquierda. Desde mi punto de vista, sólo la vuelta de los electores progresistas al voto socialista permitirá que la izquierda siga gobernando. La utopía radical no conduce a ningún sitio. Debe imperar el pragmatismo.
ResponderEliminarSí, claro. Yo me refería a la izquierda de la izquierda del PSOE.
EliminarAclarado. Un abrazo
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