Bromas aparte, todavía no he visto por parte de la oposición una crítica razonada a los próximos presupuestos, no sé si porque no saben por dónde meterle el diente o porque les trae al pairo las cuentas del Estado. Con una enmienda a la totalidad cumplen con lo que consideran su obligación como oposición y para qué andarse con detalles. Miguel Sebastián, el conocido profesor de economía y antiguo ministro de Zapatero, a quien oigo y leo cada vez que tengo oportunidad, opina que basarse en conjeturas de crecimiento para echar por tierra la propuesta gubernamental es muy arriesgado, porque nadie sabe con seguridad qué va a suceder en los próximos meses. Por tanto, en principio son tan válidas las previsiones del gobierno como cualquier otra.
Estoy de acuerdo en que hace tiempo que no se producía una incertidumbre tan grande sobre la inmediata evolución del mundo cómo la que se está dando en la actualidad. No sólo la guerra de Ucrania pone en entredicho cualquier previsión, porque también la creciente hegemonía de China, la inestabilidad en Irán, la posición desleal de Arabia Saudita, la disparatada política nuclear de Corea del Norte y el crecimiento de los movimientos neofascistas en el mundo y en Europa en concreto hacen muy difícil pronosticar los comportamientos de la economía global en un futuro inmediato.
El gobierno lo sabe y ha decidido jugar una gran baza presupuestaria, primando a las partidas de carácter social como nunca se había hecho antes, sin, a pesar de la oposición de sus socios de gobierno, dejar de cumplir con su compromiso de ir aumentando poco a poco el gasto en defensa. En este mundo inestable, con amenazas provenientes de tantos flancos, no estar en condiciones de colaborar en la defensa colectiva sería un riesgo que España no se puede permitir.
Tampoco se ha olvidado el ejecutivo de las pensiones, esa partida tan importante en una sociedad civilizada como la nuestra. Por eso, a pesar de que una inflación tan galopante como la que estamos sufriendo no estaba prevista en la mente del legislador cuando decidió ligar el crecimiento de las jubilaciones al IPC, el gobierno está decidido a cumplir con el compromiso adquirido. Los pensionistas se lo tienen que agradecer y por eso es muy probable que en la mente de doña Cuca estuviera presente esta circunstancia cuando dijo lo que dijo. Sí, señora Gamarra, cabe dentro de lo posible que gracias a estos presupuestos Sánchez continue en el Palacio de la Moncloa.
Esperemos a ver que sucede con los
presupuestos, pero de lo que no cabe duda es que su perfil atrae a los
progresistas de este país ydeja bastante desazonados a los líderes conservadores. De ahí precisamente la
ambigüedad calculada con la que se expresa el señor Núñez, al que todavía no se
le ha oído decir esta boca es mía. Debe de ser porque criticar las ayudas
sociales y las subidas de pensiones no da votos, y él, con su gran experiencia, lo sabe muy bien.