16 de junio de 2023

Siete veces cien

Una vez más voy a celebrar haber escrito y subido a este blog cien artículos más. El de hoy ocupa el lugar setecientos en el total de veces que he tecleado el ENTER para que otros puedan, si les apetece, compartir conmigo mis ocurrencias, conocer cuáles son mis opiniones sobre las diferentes situaciones a las que se asoma mi interés y, si acaso, asentir o discrepar. A mí, recordar estas centenas me ayuda a hacer un alto en el camino, a meditar sobre el propósito que me mueve a mantenerme en el empeño y a valorar si quiero continuar o abandonar. No es que estas meditaciones las haga sólo cada cien artículos, porque si quiero ser sincero debo decir que se trata de una inquietud recurrente que, además, cada vez me asalta con mayor frecuencia.

Pero, aunque las tentaciones de abandonar el blog a medida que pasa el tiempo vayan siendo más insistentes, cuando pienso que si lo cierro me voy a quedar sin la válvula de escape de mis fantasmas y de mis demonios, me entra un curioso vértigo. Sí, porque cada vez que a lo largo del día se desliza entre mis neuronas una idea, por vaga que ésta sea, me acuerdo del blog, tomo nota en mi cuaderno de anotaciones improvisadas y empiezo a madurar razonamientos, hasta que me llegue la hora de abrir el portátil y empezar a escribir, es decir a convertir las ideas en palabras.

Pero es que además considero que el blog constituye un aglutinador de amistades, un hilo conductor de preocupaciones. Sólo el hecho de haber lanzado un artículo a la red, a la nube como ahora gusta decir, me produce la sensación de no estar solo, de compartir intimidad, de despojarme de un lastre. Es cierto que se trata sólo de una sensación, porque la auténtica realidad es que las inquietudes no se comparten. Cada uno ya tiene bastante con las suyas.

Puede ser que se trate de una terapia psicológica. Pero si así fuera, puedo asegurar que es muy efectiva desde el punto de vista anímico. A mi me tranquiliza, me estimula, me produce satisfacción y me empuja hacia adelante, aunque sepa muy bien que no todas mis opiniones son compartidas por todos los que las leen. Pero es que así es la vida, un conjunto de ideas dispares, de pensamientos diversos y de contraste de pareceres, que bien agitados en la coctelera del pensamiento universal producen eso que llamamos civilización.

Si mis pensamientos y mis pareceres entran en la mezcla como un modesto granito más, ¿por qué abandonar? Al menos no de momento.

 

 

3 comentarios:

  1. Las inquietudes compartidas siempre son menos inquietas, tanto si son a favor de tus opiniones y sentimientos como si son en contra. En este último casi, te ayuda a reflexionar, a contrastar y a meditar bien tus ideas y las del contrario para luego sopesarlas y encontrar un sano equilibrio.
    La autodisciplina es muy importante en nuestras vidas para mantenernos sanos mental y físicamente. La pereza es un mal vicio. Hemos de atender las cuestiones del espíritu, porque, aunque a veces nos cueste ponernos a ello, a la postre siempre es una satisfacción el "deber" cumplido.

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  2. El anónimo de arriba soy yo, Fernando.

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    1. Gracias Fernando por tu comentario. A mi el blog me sirve para eso, para contrastar opiniones. Además de las que figuran en el blog, me llegan otras "off the record", como es lógico unas a favor y otras en contra. Agradezco todas.

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Cualquier comentario a favor o en contra o que complemente lo que he escrito en esta entrada, será siempre bien recibido y agradecido.