4 de junio de 2023

Más vale prevenir que curar

La guerra de Ucrania está sacando a la luz una serie de pormenores totalmente desconocidos hasta ahora por la opinión pública europea. Uno de ellos es lo relativo al gasto militar. Todos los países, tanto si pertenecen al bloque occidental como a la órbita de Rusia, disponen de sus correspondientes fuerzas armadas. Sin embargo, la distribución del esfuerzo entre cada uno de los aliados de uno y otro lado es muy desigual. En el bloque occidental un porcentaje altísimo de la capacidad militar está en manos de Estados Unidos, mientras que el resto de los aliados, confiados en el inmenso poder bélico de la gran potencia, han ido disminuyendo a lo largo del tiempo el esfuerzo en mayor o menor cuantía, quizá porque no le vieran las orejas al lobo o porque, aunque se las vieran, era preferible que el gasto lo tuvieran otros. El caso de España es de los más llamativos, ya que su presupuesto militar llevaba años muy por debajo del que le exigen sus aliados.

Pero la guerra de Ucrania ha cambiado los criterios por completo, por supuesto en toda Europa, pero en el caso de España quizá en mayor medida. Lo que sucede es que, como se trata de gastos impopulares, no se le está dando la notoriedad que a mi juicio merecería la nueva manera de hacer las cosas. Para mí este ocultismo es un gran error, porque creo que es el momento de explicarle a la ciudadanía que los gastos en defensa son imprescindibles si se quiere preservar nuestro sistema de vida, si se pretende continuar viviendo en democracia y libertad. El ciudadano debe saber que si cuenta con un buen sistema defensivo estará mucho más lejos de entrar en guerra que si éste es débil.

Aunque me considero bien informado sobre los distintos programas armamentísticos en los que están inmersas en este momento nuestras fuerzas armadas, no voy a entrar en detalles. Lo que pretendo hoy es decir que, como consecuencia de la guerra de Ucrania, tras comprobarse que Rusia representa una amenaza real para la estabilidad de Europa, los gobiernos del bloque occidental han reaccionado al unísono y han iniciado un rearme de grandes proporciones. Putin no había medido bien el riesgo que corría, porque su iniciativa ha traído como consecuencia el fortalecimiento de sus potenciales adversarios. El bloque occidental se está fortaleciendo y extendiendo.

No se trata de militarismo ni de defensa de la industria armamentística ni de ansias imperiales, como seguramente algunos creerán. Es tan sólo una reacción lógica frente a las amenazas. Putin con la invasión de Ucrania ha conseguido que, además de que dos países tradicionalmente neutrales -Suecia y Finlandia- se sumen al bloque occidental de manera incondicional, el resto haya puesto el foco en la defensa. 

Si a esto le añadimos que un país “hermano” de Rusia, Ucrania, ha cambiado completamente de posición geoestratégica, después de la masacre que está sufriendo es muy difícil no sospechar que Putin haya cometido un gran error al no medir adecuadamente las consecuencias de su “operación especial”. Ha fortalecido a su enemigo, lo ha hecho más extenso, ha puesto en contra a uno de sus mejores aliados históricos y, por si fuera poco, está poniendo en evidencia con una guerra tan prolongada las debilidades de sus fuerzas armadas.

4 comentarios:

  1. Pedro Bello Berlin05 junio, 2023 13:07

    Hay que dar salida a Putin para evitar un despropósito.Se necesita la cooperación de los países no alineados para poderlo conseguir.

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    1. Pedro, en mi opinión, China está dejando que el conflicto se prolongue, por aquello del río revuelto. Putin está cada vez más desprestigiado incluso en su país. Su ejército ha demostrado debilidad y falta de organización. Sería un suicidio que Occidente bajara la guardia.

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  2. Totalmente de acuerdo con el artículo.
    Respecto a la respuesta al comentario de Pedro Bello, el prestigio de Putin en Rusia ha bajado algo, pero sigue siendo alto y se debe a que la información que recibe el pueblo ruso está controlada por su Gobierno. Esto ocurre, en mayor o menor medida, en todas partes, pero no es comparable el grado en que esto se da en los países occidentales con lo que ocurre en Rusia y otros países poco democráticos.

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    1. Gracias, Alfredo. Lo que no he comentado en el artículo es que España tiene un riesgo adicional, el procedente del norte de África. Por consiguiente, necesitamos un sistema defensivo disuasorio, que hasta ahora dejaba mucho que desear. Pero de eso quizá hable otro día.

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