31 de mayo de 2023

Aunque no me gusten los resultados, esto es democracia

Después de barajar varios títulos alternativos al que encabeza este artículo, me he decidido por el que mejor representa lo que siento en estos momentos, porque, aunque no me haya gustado el resultado de las elecciones del domingo pasado, democracia es democracia. Los electores en su conjunto no son estúpidos y, si la tendencia mayoritaria ha sido conservadora, algo habrá hecho mal el bloque progresista y algo bien la derecha. Otra interpretación sería aplicar paños calientes a una realidad palpable.

Por supuesto que tengo mi propia interpretación de los factores que han influido en estos resultados. Por un lado los riesgos que conllevan las alianzas poco fiables a las que se ha visto obligado el gobierno socialista, y, por otro, la fagotización de Ciudadanos por parte del PP. 

La constante rebeldía de Podemos dentro del gobierno, las listas de Bildu con cuarenta exetarras incluidos en ellas, el continuo raca-raca de Esquerra  con la república catalana y otras lindezas no ayudan en nada a crear una imagen de seriedad gubernamental, de sentido de estado. Todo lo contrario, son circunstancias que provocan indignación en los ciudadanos y exponen a los que gobiernan a una fácil crítica de su gestión.

Pero eso ya es agua pasada. Ahora corresponde hacer autocrítica, valorar sin apasionamiento las causas del estrepitoso fracaso y corregir los fallos. Sin embargo, aunque creo que la decisión de Sánchez de convocar elecciones sin pérdida de tiempo es la que corresponde a una situación como ésta, mucho me temo que sus socios sigan mareando la perdiz de sus personalismos, porque, una vez oídas algunas declaraciones de sus más preclaros líderes, tengo la sensación de que algunos no se han dado por aludidos.

Ione Belarra habla ahora de unidad, lo que se me antoja un auténtico sarcasmo después de haber "barrido para casa" durante toda la legislatura y, en consecuencia, haber contribuido de manera muy significativa a hundir al conjunto progresista. Están a punto de desaparecer y todavía sigue agarrada a los viejos clichés que tanto daño han hecho a las esperanzas de las clases más desfavorecidas.

Yolanda Díaz ha movido ficha inmediatamente y ha registrado su nuevo partido, invitando una vez más a Podemos a que se una al proyecto. Algunos de sus socios han salido escaldados de estas elecciones, pero ya se han dado cuenta de que unidos suman más que cada uno por su cuenta. Que Belarra, Montero, Echenique e Iglesias lo entiendan también es harina de otro costal. Hasta ahora, a pesar de sus bienintencionadas propuestas para favorecer a los más desposeídos, su manera de hacer política, entre la hosquedad y la aspereza, ha espantado a muchos votantes de la izquierda moderada y, a la vista de los resultados de estos comicios, también a bastantes de los que hasta ahora los han seguido con ilusión.

El partido socialista tiene que madurar una nueva estrategia. Siempre ha representado los ideales de la izquierda moderada, la de el vísteme despacio que tengo prisa, y se había visto obligado a meterse en un berenjenal muy complicado, en un terreno de arenas movedizas. La repetición de elecciones a las que le obligó en su momento la torpe intransigencia de Podemos bajó significativamente la fuerza parlamentaria de la izquierda en su conjunto y, como consecuencia, el partido socialista ha tenido que recurrir a pactos muy peligrosos; pero también es cierto que si continuara así terminaría hundiéndose con los demás. Y, que nadie lo olvide, el PSOE ha sido el motor de la modernización social de España desde el retorno de la democracia y sigue representando los ideales de una gran parte de los progresistas que prefieren, como decía Unamuno, la gota que horada a la convulsión volcánica.

 

5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo en todo. Nada que añadir, sólo que nos esperan dos meses apasionantes desde el punto de vista político: ¿serán capaces Podemos y Movimiento Sumar de unirse? Y segunda pegunta: ¿conviene esa unidad realmente a Yolanda Díaz?
    Fernando

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    1. No sé si le conviene a Yolanda Díaz, pero creo que a la izquierda de la izquierda del PSOE sí. Siempre, claro, que en ese bloque no vuelvan a dominar las intransigencias, las prisas y los personalismos. Hoy me han enviado un vídeo en el que varios pequeños corderos intentan subirse a una especie de taburete, donde sólo cabe uno. El resultado es que cada vez que alguno intenta subir desplaza al que estaba arriba y lo tira fuera, mientras los otros merodean esperando su turno. El video acaba ahí, pero si hubiera continuado es posible que alguien les quitara el taburete y acabara con la inútil pugna.
      Luis

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  2. Buena metáfora
    Fernando

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  3. Me parece acertado el análisis de la situación resumido en el artículo. Por aportar algo, diré que veo peligroso el resultado de las próximas elecciones, porque mi impresión es que una gran parte de la opinión pública tiene algo visceral contra Pedro Sánchez. No hay tiempo de construir un nuevo líder del PSOE y contra ese rechazo visceral no vale argumentar.

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    1. Es cierto. La presión de la prensa conservadora y de las redes ha sido enorme y ha creado a base de mentiras y medio verdades un clima irrespirable. El consorcio fáctico que tan bien funcionó cuando Aznar ganó a González se ha vuelto a poner en marcha. El riesgo de que un político mediocre, que en estos tiempos ni siquiera habla inglés, de la mano de la ultraderecha llegue a gobernar este país está ahí. Todo va a depender de una campaña que promete ser muy dura y de que Sumar aglutine a su alrededor un porcentaje de al menos un diez por ciento.
      Todavía hay partida.

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