12 de junio de 2023

Un inglés dijo yeh yeh y un francés dijo uh la la

Decía el otro día Núñez Feijoo a propósito de su absoluta falta de conocimiento del idioma inglés, que se iba a poner a estudiarlo inmediatamente y que mientras tanto se apoyaría en los intérpretes de turno. Cuando lo oí tuve que contener la carcajada. Que un líder político que pretende presidir un país perteneciente a la Unión Europea no sepa ni gota del idioma que se ha convertido en el usual entre las clases dirigentes es muy preocupante. No sería el primero, por supuesto, porque hemos tenido presidentes de uno y otro signo que cuando asistían a las reuniones europeas, aquellas en las que se deciden los destinos de los estados miembros, salvado el apretón de manos inicial, con la sonrisa abierta y el temor en la mirada, se quedaban al margen de cualquier conversación. Rajoy, el más reciente, transmitía una soledad inquietante, a la vez que patética.

Si el presidente del PP cree que si se pone a estudiar inglés ahora salvará su déficit idiomático, es que nunca ha estudiado un idioma. Puede ser que aprendiera a decir nice to meet you o the weather is nice, pero que se olvide de poder mantener una conversación. Para ello es tarde. Tendría que haberse ido hace años a un país de habla inglesa durante una buena temporada, aislado entre nativos, dedicándole muchas horas al día.

En contra de lo que muchos creen, las conversaciones que llevan a las decisiones fundamentales no son las que se ven en los telediarios, cuando todos los mandatarios están sentados alrededor de una mesa, sino las que tienen lugar en los corrillos. En el mundo de los negocios se utiliza la expresión hacer lobby, que significa mantener conversaciones en privado o al menos en pequeños grupos fuera de las reuniones oficiales entre empresas. Es en los lobbies donde se toman las decisiones más importantes, donde se cuecen los negocios.

A la ciudadanía debería preocuparle que quien les representa en los tableros internacionales no sepa inglés, no por un prurito de dignidad patria, sino por razones de peso. Si no puede entenderse con sus colegas, si no es capaz de utilizar la sutileza verbal y la capacidad de sus palabras para transmitir lo que le conviene a su país, estará en inferioridad de condiciones con sus socios. Éstos tomarán decisiones a su lado y el asentirá con la cabeza sin saber de qué se está hablando. Será, a efectos prácticos, un convidado de piedra.

Sánchez en este aspecto ha puesto el listón muy alto. Lo hemos visto mantener conversaciones de muy alto nivel con los mandatarios que mueven los hilos del mundo, desde la presidenta de la Comisión Europea hasta el presidente de USA. Conversaciones largas, profundas y decisorias, sin que a su lado tuviera que sentarse ningún intérprete. Por eso España en los últimos años ha conseguido ayudas millonarias y ha paseado su imagen de país de primera fila con orgullo.

¿Qué pasaría si Núñez Feijoo accediera a la presidencia del gobierno de España? Quizá, no lo sé, esté pensando en que el vicepresidente Abascal le echará una mano.

8 comentarios:

  1. Luis, lamento desilusionarte, pero el futuro vicepresidente tampoco habla inglés, el que lo hace, de esa formación con la que nunca llegará a un acuerdo el Sr. Núñez, es Espinosa de los Monteros. Claro que quizás podrían rescatar a Sáenz de Santamaría. No sé...
    Angel

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  2. Ángel, veo que no has cogido la ironía. Yo sí la tuya de que nunca llegará a un acuerdo. Leí en una ocasión que la ironía en la dialéctica es como la reducción al absurdo en las matemáticas.

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  3. Zapatero, que tampoco habla inglés, lo explicó el otro día en una entrevista que le hizo Carlos Herrera, de la que, teniendo en cuenta el entrevistador, salió por cierto bastante airoso.
    Saber inglés no es imprescindible, pero ayuda cuando se pone el punto final a una negociación, casi siempre larga, en la que queda todo resuelto, menos la última bendición de los que mandan. Ahí es donde la relación personal es importante y para la que la comunicación cercana es esencial.

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  4. No vi esa entrevista, salvo una repetición de la parte en la que el entrevistador sacó el asunto de ETA con intenciones malévolas y Zapatero le contestó con una contundencia impresionante.
    Saber inglés no es imprescindible, como tú bien dices, pero a estas alturas del siglo XXI que un líder político europeo no lo hable dice muy poco de su preparación. Demuestra que jamás pensó que llegaría a ser candidato a la presidencia del gobierno. Una cosa es una comunidad y otra un estado perteneciente a la UE. Carambolas de la política que luego pagan los ciudadanos.

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  5. Yo creo que la derecha de este país piensa en España como su cortijo, Europa les queda todavía muy lejos.
    Las conversaciones políticas, las negociaciones, siempre estarán llenas de sutilezas que hay que saber interpretar. Si no hay dominio del inglés se pueden perder muchos detalles importantes.
    Fernando

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    1. Fernando, lo preocupante es que en este caso no se trata de no dominar sino de no saber ni papa. Pero parece que eso a sus seguidores no les importa.

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  6. Vale. Respeto los comentarios de todos y cada uno de vosotros. Solo apuntar que en francés se escribe oh là là y no "uh la la".

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    1. Gracias por la precisión. El título lo he copiado literalmente de la canción "Mi limón, mi limonero". Para ser exacto, en ella figura una tilde que se me ha escapado. Según el cancionero que he utilizado sería "...uh, la, lá". Pero igual los autores no sabían francés...

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