A mí la amnistía siempre me ha parecido un asunto muy poco
estético, porque sus beneficios abarcarán a políticos como Puigdemont, un personaje que, desde mi punto de vista, políticamente deja mucho que desear. Sin embargo,
hecha esta consideración, nunca he visto en la iniciativa del gobierno actual grandes riesgos,
mucho menos los que pregonan algunos, la ruptura de España. Todo lo contrario,
creo sinceramente que los intentos de suavizar tensiones suelen dar buenos
resultados, sobre todo si con ellos se logran acuerdos admisibles por las dos
partes, lo que en este caso significaría disminuir la tensión separatista de muchos catalanes, por un
lado, y respetar sin prejuicios las singularidades históricas de Cataluña, por el otro.
Respecto a la acusación de donde dije digo, digo Diego, yo no
creo que en política no haya que rectificar. Todo lo contrario, estoy
convencido de que es un oficio que obliga a cambiar de vez en vez de criterio y
a adaptarse a las circunstancias constantemente. Es cierto que el PSOE estaba
en contra de la amnistía hace un tiempo y no lo es menos que ahora la defiende.
Pero si al juzgar este cambio no se tiene en cuenta que las circunstancias han
cambiado por completo, se estará cometiendo un error. En la Cataluña de 2017 había
una mayoría de separatistas, y muchos de ellos lo eran como consecuencia de las torpezas
cometidas por los gobiernos conservadores. En la de 2024 el panorama ha
cambiado por completo. Sigue existiendo por supuesto un catalanismo muy arraigado -que por cierto nunca desaparecerá-, pero mucho
menos separatismo del que había entonces, aseveración que respaldan las encuestas de opinión. Si esta realidad social no se reconoce, se corre el riesgo
de errar en cualquier juicio político que se haga.
Vamos a ver qué sucede en las próximas elecciones autonómicas,
porque puede que haya sorpresas. Junts y ERC, las dos formaciones nacionalistas catalanas más importantes, están enfrentadas como no lo
habían estado nunca. Las acusaciones que se cruzan son demasiado llamativas como para
que después pueda haber componendas entre las dos formaciones. Pero
es que además está el PSC de Illa, que con unos buenos resultados puede cambiar
por completo el equilibrio. Los independentistas irredentos seguirán hablando de
autodeterminación, porque es la única arma que les queda. Pero, lo más
importante no es lo que reclamen esos líderes, sino lo que opine la mayoría de
los catalanes que hasta ahora los votaban.
La pregunta que hay que hacer es si el independentismo ha bajado en intensidad porque hubo represión o porque ha cambiado el estilo del gobierno central. Yo tengo mi respuesta. Los demás que contesten a la pregunta como quieran, pero que no se hagan trampas en el solitario.
Mi respuesta es que ha cambiado el estilo.
ResponderEliminarFernando
Gracias, Fernando. Coincido contigo, pero ya sabes que son muchos los que siguen insistiendo en lo de caña al mono.
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