6 de febrero de 2016

Las lindezas de nuestros políticos

Hay días en los que uno se levanta por la mañana con la sensación de que la vida transcurre con una lentitud que aburre. Parece que nada nuevo ocurriera, que cualquier hecho a tu alrededor no fuera más que la repetición de algo ya sucedido. Hasta que uno consigue desperezarse, toma el primer café del día, sintoniza la radio -mientras mastica todavía somnoliento las tostadas crujientes- y empieza a oír las primeras noticias del día. Entonces las células sensoriales se ponen en alerta, lanzan mensajes al cerebro, lo vivifican y devuelven al hasta entonces durmiente a una realidad que, en vez de parecer átona y tediosa como hasta hacía unos instantes, resulta interesante y a veces inquietante. Es que ha empezado a oír las lindezas que largan los políticos.

Un ejemplo. Mariano Rajoy, a propósito de la corrupción, dijo el otro día que hasta aquí habíamos llegado y que a partir de ahora no iba a consentir ni una más. No se refería a nadie en concreto, aunque más de uno imaginamos que ciertas hordas levantinas se escondían detrás de la alusión, entre ellos alguno a quien el que lanzaba la advertencia le había proclamado no hace mucho a gritos y en público su amor, para ser exactos había dicho que lo quería un huevo, expresión hiperbólica que viene a significar que no cabe más adoración que la que sentía por él. Como también suponemos que pudiera estar la alcaldesa vitalicia, aquella que llenaba estadios, plazas de toros y ágoras “calatravianas” para mayor gloria del líder. Y tantos presidentes de diputación, alcaldes, vicealcaldes, diputados, concejales, asesores, que no son más porque la Comunidad Valenciana sólo tiene tres provincias.

No me parece mal la admonición, porque ya está bien de sinvergonzonería. Si acaso se me ocurre aquello de que a buenas horas mangas verdes, expresión que en el siglo de oro se lanzaba a los de la Santa Hermandad, cuando aparecían en la escena del atraco y el bandolero cabalgaba ya a muchas leguas del lugar. ¿Por qué a partir de ahora y no desde que saltaron las primeras alarmas de la corrupción institucionalizada? ¿Por qué no desde los trajes a medida y los bolsos de Vuitton? Hay tardanzas que se terminan pagando.

Otro caso de los que le sacan a uno de la apatía. El flamante alcalde de Cádiz -para los amigos Kichi (pronúnciese en gaditano: quishhhi)- lanzó una filípica el otro día a sus compañeros de consistorio (a los de la oposición, por supuesto), a propósito del uso de los palcos centrales del Teatro Falla de su ciudad, durante la celebración del concurso de chirigotas, coros, comparsas y cuartetos. Los llamó cortijeros y abusones y los acusó de moverse como Pedro por su casa en las tribunas reservadas para las autoridades; y, por si la cosa no hubiera quedado suficientemente clara para los aleccionados, se golpeó el carrillo con la palma de la mano insistentemente, utilizando ese gesto que podría traducirse por tienen ustedes una jeta que se la pisan.

Tampoco me parece mal que se llame la atención a los que se extralimitan en el ejercicio de sus prerrogativas, porque los abusos de este tipo se repiten a nuestro alrededor con tanta frecuencia que abochornan. Pero, por poner algún reparo al señor González Santos -Kichi para los amigos-, ¿no le parece a usted que utilizar ese lenguaje en un pleno del Ayuntamiento desentona? Y, ¿no le parece que llenar esos palcos de indigentes no es la mejor manera de combatir la pobreza, el paro y la injusticia social? Por favor, no se vaya usted por los cerros de la anécdota y preocúpese de las cosas importantes. Si no, lo tildarán de demagogo, como me temo que ya lo están haciendo sus paisanos de uno y otro color.

Como decía al principio, si no desayunáramos con estas y otras lindezas de nuestros políticos, cada día se parecería al anterior como dos gotas de agua; y viviríamos una vida tan plana que no merecería la pena levantarse por las mañanas.

3 comentarios:

  1. Luis, tu última frase, "no merecería la pena levantarse por las mañanas", me ha dejado el corazón "partío", pero "partío" de verdad. Vaya, casi roto. Espero que sea una licencia poética y no un sentimiento real y que tu vida no sea plana cuando se acaben los mangantes y los demagogos en la política. Estoy seguro que será así. Bueno, que será sí tu vida, no que se acaben los indeseables.
    Y felicitaciones al que te ha proporcionado la foto de la Sra. Rita: no podías haber encontrado una más cabrona. Y con palmero morenito acompañante. Sin embargo al Sr. González lo muestras digno y guapo. ¿Ha sido una selección interesada o es que el "community manager" de Podemos es un lince y el del PP un celacanto?
    Angel

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  2. Ángel, quédate tranquilo: las lindezas de los políticos ni me quitan el sueño ni me impiden levantarme despejado por las mañanas.
    Del Kichi tenía otra foto aún más significativa, pasando revista a la tripulación del Juan Sebastián Elcano en el puerto de Cádiz, con su comandante al frente, pero no me he atrevido a ponerla, por excesivamente irónica. Uno tiene su pudor. La de doña Rita me ha parecido ilustrativa de su talante.
    Por cierto, para licencias poéticas las tuyas, que comparas a la senadora con un "pez fósil" y al alcalde con un "astuto felino". Un abrazo.

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    1. Pues mira Luis, has mejorado mi "licencia poética" pues los apelativos animales estaban dirigidos a los "Community manager" de ambos partidos, pero ahora veo que les caen mejor a los políticos.
      Angel

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