3 de junio de 2016

¿Dónde está el verdadero rival del PP?

A estas alturas de la campaña electoral -la oficiosa, porque la oficial todavía no ha empezado-, tengo claro que a quien el PP considera su rival más peligroso es al PSOE. No hay más que prestar atención a los mensajes subliminales o intencionados que lanzan sus líderes contra Pedro Sánchez y su partido, a diestro y a siniestro, un día sí y otro también, con cualquier pretexto que sirva para desacreditarlos. No digo que no lo hagan también con Podemos, pero ni la intensidad ni la frecuencia son las mismas.

Se trata de una estrategia perfectamente elaborada, enmarcada dentro de uno de esos eficaces “argumentarios” que utilizan los conservadores cuando quieren mantener algún mensaje sin que aparezcan disonancias que no les convengan. En este caso tiene una indudable explicación, porque aunque algunos lo nieguen, donde está el verdadero rival de la derecha neoliberal es en el partido socialista, su única alternativa posible. A Pablo Iglesias y al maremagno de las confluencias, alianzas y pactos que le siguen como los israelitas a Moises en el desierto, lo consideran tan sólo una mosca cojonera, a la que ya se la quitarán de encima moviendo el rabo de la inercia poselectoral.

Es curioso observar como esa percepción de la derecha, a quien no le cabe duda de dónde están su antagonistas más peligrosos, no se dé por igual en el lado de la izquierda, empeñada como siempre en alcanzar el poder por libre, no atendiendo a la lógica más elemental, la que dictan las cifras. Para mayor inri, cuando parecía que había quedado clara la distinción entre socialdemocracia y otras tendencias más a la izquierda, capaces de llegar incluso a alianzas preelectorales con los comunistas de Garzón, Pablo Iglesias nos cuenta ahora que es socialdemócrata de toda la vida, uno más de los desatinos políticos a los que nos tiene acostumbrados. Lo peor es que algunos van y se lo creen.

Reconozco que la campaña está pesada y que todos, sin excepción, nos sentimos hartos de oír siempre los mismos argumentos, con tan poca variación que produciría hilaridad si no fuera porque nos estamos jugando demasiado, situación mucho más preocupante todavía en una época de incertidumbres económicas como la que estamos viviendo. Por eso, para variar un poco el enfoque, llamo la atención sobre la estrategia del PP, porque a mí me parece más esclarecedora de lo que pueda pasar que lo que digan los politólogos, por cierto casi todos más despistados en estos momentos que un burro en un garaje.

Los votantes de izquierdas deberían estar atentos a esta actitud del PP, de la que se pueden extraer muchas consecuencias. La primera es que donde los neoliberales ven el peligro es en la verdadera socialdemocracia, el PSOE, que consideran su posible alternancia, no sólo en España, también en el resto de Europa. La segunda, que ningunean a Podemos, más allá de utilizar los epítetos de populistas o bolivarianos, con mucho ruido y pocas nueces. Algo tienen que decir de ellos, aunque sea con la boca chica.

Así lo veo y así lo cuento.

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