El centro político no existe, señores Casado y Rivera. No se empeñen ustedes en buscarlo, porque perderán el tiempo. Cada uno lo sitúa donde le da la gana o donde le conviene. Lo que sucede es que cuando se pretende moderar las posiciones ideológicas, cuando se intenta recuperar la sensatez se habla de ese hipotético centro, como los descubridores hablaban de El Dorado, que sólo existía en la imaginación colectiva. En realidad se trata de una hipotética posición política que la derecha sitúa a su izquierda y la izquierda a su derecha. Un punto teórico de equidistancia entre los extremos que, insisto, es imposible de determinar. Deberían ustedes hablar de recuperar la moderación, en vez de dar tantas explicaciones sobre la centralidad perdida. Lo primero se entendería, lo segundo no tiene ningún sentido.
He oído decir a algunos líderes del PP que no hay ninguna razón para que un votante de Vox no les vote a ellos. Tienen muchísima razón, porque, tras la tremendista campaña electoral que han hecho en las últimas elecciones generales, apenas se perciben diferencias entre sus pensamientos, más allá de algún dislate programático que usan los de Abascal, tan fuera de tono que produce sonrojo democrático. Pero por lo demás son tan parecidos, que no les debería sorprender que alguno de sus incondicionales se haya despistado y como consecuencia votado a la ultraderecha. Qué más da -habrán dicho-, para este viaje prefiero las alforjas de los genuinos.
Los de Ciudadanos no hablan de recuperar el centro, porque consideran que ya están en él. En realidad lo que sucede es que la osadía y el atrevimiento forman parte de su ADN, de manera que presumen de haber sido siempre moderados. Eso dicen ellos, porque cualquier espectador objetivo no considerará nunca que su campaña haya tenido templanza alguna. Ese eslogan de lleva usted grabada en la frente la palabra indulto tiene de todo menos de moderación. Ni lo tiene inundar el atril de cachivaches, una actitud más propia de mercachifles de mercadillo de los martes que de un político maduro. De moderación no se presume, señor Rivera, hay que ejercerla.
No, no se empeñen ustedes en buscar el centro, señores de la derecha, porque no existe. Existen la moderación, la mesura y el comedimiento, pero no el centro. Digan ustedes lo que son, conservadores de pura cepa, y no lo disfracen de centrismo porque así no llegarán a ninguna parte. Todo lo contrario, se dedicarán a disputarse entre ustedes una posición política inexistente, a ponerse zancadillas el uno al otro, a pisarse la manguera como le oí decir en campaña hace unos días al señor Casado.
Sólo si salen ustedes de ese círculo vicioso en el que se han metido podrán seguir contando con una mayoría que les permita gobernar. Tienen ustedes mucho tiempo para reflexionar, porque de momento le ha tocado el turno a la izquierda moderada, que no al centro izquierda como a algunos les gusta decir.
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