18 de junio de 2020

Mucho ruido y pocas nueces

No hace falta ser un buen observador de la actualidad parlamentaria para percibir la falta de contenido de los mensajes que lanza la oposición desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa. Son tan burdos, tan de bulto, a veces tan infantiles, que a mí me ha dado por pensar que los actuales líderes de la derecha carecen por completo de un programa político que defender. Lo que, dicho de otra manera, significa que en estos momentos nadie está censurando con rigor la labor de los que gobiernan, porque las intervenciones de los portavoces del PP y de Vox se limitan a críticas contra las personas que gobiernan y no contra las ideas que defienden. A mí, como demócrata, me preocupa mucho la carencia de contrapeso político, absolutamente necesario en un sistema parlamentario.

El mundo empresarial debe de estar muy preocupado por este vacío programático, porque tradicionalmente han sido los partidos conservadores los que se han batido el cobre en defensa del mundo empresarial. De la misma manera que los trabajadores confían en que los gobiernos de izquierdas legislen a favor de sus intereses, o en el caso de estar en la oposición censuren las medidas de carácter antisocial que promuevan los gobiernos conservadores, los empresarios esperan que los partidos de derechas defiendan los suyos. Quizá sea ésta una clasificación un tanto simplista, pero en el fondo así ha sido desde que existe la democracia parlamentaria.

En estos momentos no se oye ninguna crítica hacia la batería de medidas de carácter social que está sacando adelante el gobierno de Pedro Sánchez, no sé si porque el PP y Vox sepan que por ahí no pueden atacar o porque su obcecación por recuperar el poder los lleve por otros derroteros, más toscos, pero quizá de más fácil comprensión por parte de sus incondicionales. Menos mal que los empresarios cuentan con Antonio Garamendi, quien, ante la dejación de los líderes de la derecha, defiende con rigor los intereses patronales. Cuando el presidente de la CEOE tuvo que dar un portazo por el acuerdo con Bildu, lo dio argumentando razones de carácter laboral. Después, tras las oportunas rectificaciones, volvió a sentarse con los sindicatos y con el gobierno para continuar con el diálogo social. Un fenómeno curioso que conviene no perder de vista. Mientras que PP y Vox hablaban de “etarras”, la CEOE lo hacía del estatuto de los trabajadores.

A la derecha no debe de interesarle entrar en debates ideológicos, porque sabe muy bien que muchos de sus votantes aprueban las medidas de carácter social que defiende el actual gobierno. Casado y Abascal prefieren atacar por otros flancos, como son el de la fragilidad parlamentaria de Pedro Sánchez, el de las discrepancias que en ocasiones se destapan entre los dos partidos que conforman la coalición o el de los errores tácticos que se cometen en cualquier acción de gobierno. Es mucho más fácil criticar la manifestación feminista del 8 de marzo que sacarle punta al ingreso mínimo vital. Es más cómodo votar no a las extensiones del estado de alarma que proponer alternativas que permitan controlar la movilidad, una medida necesaria para evitar contagios y por tanto muertes.

¿Dónde están las ideas que justifican el ideario conservador? No se ha visto ni una sola propuesta legislativa que intente modificar las numerosas iniciativas progresistas del gobierno de Pedro Sánchez, pero sí muchos ataques personales, mucha algarabía criticando aspectos marginales que nada tienen que ver con la defensa de su pensamiento político. Para criticar el ingreso mínimo vital recurren a calificaciones como la de “paguita”, o sacan a relucir viejos tópicos xenófobos, como el del manoseado efecto llamada.

Con este tipo de oposición, tan de trazo grueso, el gobierno puede que esté incómodo, pero no preocupado por su supervivencia política. Nunca los asuntos triviales han conseguido derribar gobiernos. Pero allá ellos -PP y Vox, Vox y PP- con sus estrategias, allá ellos con la estrategia que han elegido para hacer oposición.

2 comentarios:

  1. Alfredo Diez Esteban21 junio, 2020 20:24

    Siempre la oposición se concentra en dos tareas: criticar la política del gobierno y tratar de mejorar sus posibilidades de conseguir el poder.
    Las medidas sociales se venden muy bien y la oposición tendría que centrarse en cómo se pagan esas medidas y eso se vende muy mal. Así que la oposición prefiere atacar a las personas y a las coaliciones de gobierno.
    Pero el PP y Vox se pasan. Las críticas a la gestión del Coronavirus son injustas. ¿Fallos? Si, alguno, pero aciertos, también y más importantes.
    Todo esto en un ambiente más tenso que nunca, tal vez por la participación de UP en el Gobierno y por la existencia de Vox. Ya lo decía Guerra “vamos a echar de menos el bipartidismo”.

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  2. Completamente de acuerdo. Dicho de otra forma, la oposición no está haciendo su trabajo como debería.
    Sin embargo, la presencia de UP en el gobierno no puede justificar la crispación. Si las políticas de este gobierno fueran "comunistas", "populistas" o "bolivarianas", como dicen algunos, cabría entender la tensión en el ambiente. Pero, hasta ahora, la moderación ha protagonizado las decisiones que Pedro Sánchez ha ido tomando. Son los políticos de la derecha y la extrema derecha los que atizan el fuego.

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