El pasado 2 de febrero publiqué en este blog un artículo que se titulaba "Arrimadas se arrima". Hoy vuelvo al mismo tema, pero en un sentido completamente opuesto. Ya entonces pedí disculpas por el oportunismo del título, de manera que hoy me abstengo y paso directamente al asunto que me interesa.
Mucho me temo que no sean más que sensaciones fugaces, de las que desaparecen tan rápido como las tormentas de verano, pero lo cierto es que me ha parecido percibir un ligero cambio de estrategia en Inés Arrimadas. No sé si será porque las circunstancias políticas la estén obligando a desmarcarse de la derecha/ultraderecha, o porque las corrientes internas de su partido la apremien a atemperar el discurso político, pero, aunque no sea más que en matices que pasan casi desapercibidos, su tono está cambiado. De la intransigente vehemencia con la que se expresaba tras el batacazo electoral y, más tarde, cuando el capitán de su barco abandonó la nave en plena tempestad, ha pasado a lanzar unos mensajes que, aunque inequívocamente conservadores, parecen más moderados.
Si fuera así me alegraría. En España, en estos momentos, no hay centro. Ni centro derecha ni centro izquierda ni centro centro. Ya he dicho en alguna ocasión que a mí las posiciones centristas no me convencen, porque al final no son “ni chicha ni limoná”, permítaseme la castizada. Prefiero hablar de izquierda moderada y de derecha moderada. Sin embargo, ahora mismo carecemos de lo que solemos denominar partidos bisagra, una posición que muy bien hubiera podido ocupar Ciudadanos si no fuera por las ambiciones de su anterior presidente. Quiso ir a por todas y se quedó sin ninguna. Si Inés Arrimadas, por razones estratégicas o por propio convencimiento, intenta ocupar ese espacio, quizá lo consiga, porque en el cada vez más estrecho corrillo ultraconservador no parece tener cabida. No le resultaría fácil, debido a que con sólo diez diputados carece de relevancia parlamentaria. No obstante, las cartas podrían darle juego si las manejara con habilidad.
Ciudadanos en estos momentos está gobernando con el PP en varias Comunidades Autónomas, sin olvidar que en algunas de ellas participa Vox. Soltar lastre conservador no es fácil, si por un lado se pretende mantener los compromisos pactados con sus socios y por otro empezar a crear una nueva imagen con la vista puesta en las próximas elecciones. Recobrar la credibilidad perdida, recomponer la imagen de la moderación y aspirar a gobernar con la izquierda allí donde ésta haya conseguido ser la lista más votada no es tarea fácil. Los electores han demostrado que las componendas que consisten en soy de centro, pero apoyo leyes absolutamente ultraconservadoras, no los engañan. Por eso, si Ciudadanos no establece una estrategia clara, que la diferencie con nitidez de la derecha hoy al uso en España, no tendrá nada que hacer, algo de lo que supongo que Inés Arrimada ya se habrá dado cuenta.
De la misma manera que Podemos eligió la estrategia de acercarse al PSOE, procurando al mismo tiempo mantener su propia identidad política, y de momento no le ha ido mal, Ciudadanos no puede hacer lo mismo con el PP. Su única salida sería volver a la moderación, separarse lo más posible del Partido Popular y de Vox, sin caer en tentaciones de ocupar el espacio progresista, porque ya está ocupado. Sólo le queda el centro. Su única posibilidad de sobrevivir es convertirse en bisagra de la política española. ¿Es eso lo que ha entendido Inés Arrimadas? Si fuera así, desde mi punto de vista podría resultar un acierto político. Significaría que reconoce que la derecha está monopolizada por un Partido Popular que ha perdido la moderación y se deshace en esfuerzos por rivalizar con Vox, y que entrar en esa lucha cainita no puede reportarle nada útil.
Cuando en política se pretende cambiar la deriva, los movimientos son lentos porque la nave que se maneja es de gran tonelaje. Por eso habrá que estar atentos a los mensajes que siga lanzando la cúpula de Ciudadanos, pero sobre todo a las decisiones parlamentarias que este partido vaya tomando. Yo he percibido un cierto giro a la moderación, pero no me sorprendería que no fueran más que ingenuas figuraciones mías.
Aunque las encuestas no le sean favorables, el camino que parece seguir ahora Ciudadanos es el único posible: tratar de mantener una posición fluctuante entre derecha e izquierda en función del valor de lo que éstas propongan. De esta forma tendrían una utilidad para la ciudadanía y tal vez ésta se lo agradeciese en unas futuras elecciones.
ResponderEliminarAsí lo veo yo. Es la única salida que les queda.
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