10 de enero de 2021

Se va el caimán, ¡pero de qué manera!

El señor Trump ha perdido las elecciones y todo lo que él representa ha sido derrotado. Al final de esta larga retahíla de despropósitos, que se inició con la negativa del ínclito cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos a aceptar el resultado de las eleciones y que acaba -de momento- en el esperpéntico asalto al Capitolio de Washington, la ultraderecha mundial ha quedado muy tocada, al menos la del llamado mundo occidental. Tal ha sido la sucesión de episodios grotescos, extravagantes y bufos, que la opinión mundial ha podido percatarse de lo que de verdad existe detrás del populismo “trumpista”: sólo vacío.

En varias ocasiones he confesado aquí que me considero un admirador del sistema político americano, lo que no quiere decir que no encuentre en él puntos débiles y que no esté en desacuerdo con otros. Sé que es éste un asunto muy controvertido y estoy seguro de que algunos de los que estén leyendo estas líneas discreparán de mi opinión. Pero como no quiero apartarme del tema que hoy me ocupa, voy simplemente a referirme a las comisiones de investigación y a la determinación de responsabilidades que suelen suceder en aquel país a cualquier hecho delictivo. Que a nadie le quepa la menor duda de que la llamada de Trump al asalto del parlamento federal va a tener serias consecuencias, ninguna de ellas favorable a las tesis de la ultraderecha americana. Quizá el promotor de la salvajada se libre de los tribunales, aunque no estoy demasiado seguro. Pero toda esa parafernalia que con su actitud ramplona y tosca Donald Trump había intentado construir para que le sucediera cuando él dejara la Casa Blanca, se va a ir al baúl de los recuerdos esperpénticos.

Las imágenes que hemos visto estos días de la locura de Trump y de sus seguidores tardarán mucho en borrarse de la memoria de los ciudadanos del mundo entero. De la misma manera que aquí -¡señores de la derecha, no lo olviden!- el agarrón del golpista Tejero a general Gutiérrez Mellado en el hemiciclo del Congreso y los tiros al aire contra la cúpula del parlamento todavía se revuelven en las conciencias de los españoles bien nacidos, porque suponen un claro exponente de la indignidad a la que se puede llegar desde el extremismo patriotero, allí volverá a verse con frecuencia a los que escalaban los muros del Capitolio, al descerebrado que se sentó en actitud chulesca en la silla de la presidenta de la Cámara de Representantes y al desequilibrado de los cuernos de búfalo dirigiéndose a los medios. Vistas en directo, aquellas imágenes resultaban tan desconcertantes que a las personas normales les costaba procesar lo que estaba sucediendo. Pero en diferido suponen un testimonio tan vergonzoso, que seguirá persiguiendo durante décadas a sus autores y a quienes los incitaron.

Las comisiones de investigación en los Estados Unidos no son ninguna veleidad, ningún antojo del sistema. Suelen llegar al fondo de las cuestiones y como consecuencia dilucidar responsabilidades hasta las últimas consecuencias. Con todas las garantías, por cierto, lo que otorga a las mismas todavía más valor. Los implicados directamente, los que actuaron con sospechosa pasividad ante el ataque y el propio Trump deberían ir atándose los machos, porque no les auguro nada bueno. El sistema americano no les va a permitir escurrir el bulto. Algunos lo saben muy bien y de ahí las dimisiones aceleradas que se están produciendo en el entorno del todavía presidente de aquella nación.

No hay mal que por bien no venga, dice el optimista refrán. Espero que lo que ha sucedido con el mandato de Trump suponga un revulsivo en las conciencias de las clases dirigentes de aquel país, que obligue a legislar para que esto no vuelva a suceder. Fuimos muchos los que desde el principio de esta etapa presidencial nos escandalizamos ante tanta vulgaridad política y personal y ante tanta falta de categoría. Pero no podíamos ni imaginar entonces hasta dónde podía llegar la ineptitud humana.

4 comentarios:

  1. Lo terrible es que el cuarenta y cinco por ciento de los votantes republicanos, es decir más de treinta millones votantes, siguen apoyando a Trump después del asalto al Capitolio.

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  2. Es cierto. Pero no olvidemos que USA tiene casi 330 millones de habitantes. La buena noticia es que una gran parte del partído republicano esté empezando a darle la espalda.

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  3. Sólo puedo decir que es vergonzoso lo que ha hecho Trump y sus seguidores. Espero que esto no pase nunca más en ningún otro país del mundo, aunque no sea tan democrático como USA.
    Un saludo
    Conchi

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    1. Vergonzoso, tú lo has dicho. Pero confío en que precisamente por eso, por el bochorno que supone para tantos americanos "civilizados", su propio sistema de equilibrios corrija el desaguisado.

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