Ahora se habla mucho de Vladimir Putin, el presidente de Rusia, al que una parte del mundo -no todo- ha convertido en la Fiera Corrupia de nuestros días. Sin embargo, yo sólo voy a referirme a él hoy para hablar de los “putinistas”, un modelo de político que abunda en nuestros días, no sólo en España, también en el mundo en general. Porque, en definitiva, Putin representa a la derecha nacionalista, intransigente, con ambiciones imperiales y pretensiones de supremacía que prolifera en nuestro entorno.
Supongo que por aquello de que Rusia fue comunista durante tantos años, algunos están convencidos de que Putin quiere volver a las andadas soviéticas y, como consecuencia, lo califican de comunista. Yo creo, por el contrario, que Putin y los “putinistas” son de ultraderecha, es decir, todo lo contrario. Los “putinistas” anteponen los sueños imperiales, la exaltación de la patria y la veneración de la fuerza y el cesarismo a cualquier consideración social. Para ellos lo primero es la tierra que los acoge, y los que viven en ella sólo simples marionetas al servicio de la primera. Son, no lo pueden negar, fascistas.
Aunque a la ultraderecha europea le cuesta mucho mostrarse abiertamente a favor de la invasión de Ucrania, en el fondo de su alma nacionalista prevalece la pregunta: ¿qué se nos ha perdido allí? Su antieuropeísmo declarado los desvincula completamente de cualquier principio de solidaridad con los destinos de la Unión Europea, porque en definitiva lo único que les preocupa es la defensa de sus propias fronteras, más allá de las cuales, para ellos, todos son extranjeros. Insisto en que no lo dicen porque no se atreven, pero sus silencios y sus quiebros de cintura para no comprometerse en la lucha contra los invasores demuestra que son “putinistas”.
Trump lo era -supongo que lo seguirá siendo-, porque mientras construía muros para aislar a su país de los mejicanos, a los que consideraba auténticos enemigos, le importaba muy poco lo que hiciera Rusia. Incluso estuvo madurando la idea de acabar con la OTAN, o por lo menos debilitarla. Ha pasado muy poco tiempo desde entonces y los tejemanejes que se trajo entre manos durante su mandato pertenecen todavía a los secretos de los sumarios de la Casa Blanca, pero el tiempo desvelará hasta dónde estaba dispuesto a llegar en sus contubernios con Putin.
Aquí, entre nosotros, también los hay, y muchos más de lo que nos creemos. Ven aquello lejano, totalmente ajeno a lo que ellos consideran nuestros intereses y no mueven un dedo para condenar la agresión. Las tierras ucranianas nunca fueron de su interés. Pero, eso sí, cuando se trató de defender la causa de Hitler, no dudaron en enviar a cerca de treinta mil hombres a luchar contra los rusos.
Deberíamos estar muy atentos a esta quinta columna infiltrada en las fronteras de la Europa democrática, porque fieles a sus ideas nacionalistas no dudan en echar leña al fuego de las dificultades económicas que la guerra de Ucrania nos está trayendo, culpando a los gobiernos europeos de los desaguisados que la política de Putin está creando. Es una forma como otra cualquiera de defender a los “putinistas”, de ayudar a Putin.
Está claro que hay que estar unidos contra Putin y hay que ser perseverantes. Ese ha sido uno de los fallos de Putin: creer que ni la OTAN, ni la UE, iban a ser capaces de mantenerse unidas. Pero no será fácil mantener esa unión, como tampoco lo será mantener la solidaridad mostrada hasta hora por los países europeos.
ResponderEliminarAhora bien, a un a riesgo de que se me considere proclive a Vox, - ya estoy acostumbrado a que los matices se consideren tibieza - no creo que convenga señalar a nadie con el dedo. Dos amigos, que considero en el ala más a la izquierda del PSOE, defendían ayer que, como la toma de Ucrania por los rusos iba a ser inevitable, sería preferible una rendición inmediata para evitar un gran número de muertes de civiles. Me entristeció oírlo.
Alfredo,a mí no me importa señalar a las ultraderechas con el dedo. Mucho menos cuando lo hago para decir que son antieuropeas y que coquetean con Putin.
ResponderEliminarEn cuanto a las opiniones sobre la guerra de Ucrania, hay tantas como colores. La preocupación sobre las víctimas de ésta y de cualquier otra guerra la comparto con tus amigos. En cualquier caso, estoy con el gobierno en que hay que ayudar a Ucrania. Una cosa son las opiniones personales y otra las oficiales.