Sin embargo, por lo menos en Madrid, se está poniendo difícil practicar este arte, porque los criterios de rentabilidad empresarial proponen que, a partir de cierta hora, los camareros preparen las mesas para comer y, por consiguiente, no dejen que se sienten los que simplemente pretenden tomar un aperitivo. No quiero generalizar, porque la ciudad es muy grande; pero sí llamar la atención sobre algo que está sucediendo y que lleva trazas de extenderse en todas las direcciones de la rosa de los vientos. Como diría un castizo, el progreso es lo que tiene.
Menos mal que uno dispone ya de muchas tablas y sabe dónde encontrar lugares que todavía se mantienen fieles a las viejas usanzas. Pero la verdad es que la plaga se va extendiendo y amenaza con acabar con tapeos y “bareos”. Porque incluso en algunos lugares de la costa, de esos que llamamos turísticos, cuando antes los paseos marítimos estaban repletos de terrazas donde tomar el aperitivo, bajo una sombrilla o a pleno sol, ahora empieza a ponerse difícil tomar el aperitivo o, como todavía dicen algunos, tomar el vermut. Uno vislumbra a lo lejos unos prometedores toldos que anuncian la presencia de una terraza, se le empieza a hacer la boca agua pensando en el pincho de tortilla y en la loncha de chorizo, y cuando llega se encuentra con las mesas preparadas para recibir a los comensales, con unos insidiosos cubiertos protegiendo el territorio.
Hace unos días, sin ir más lejos, paseando por el barrio de Chamberí después de haber cumplido con unas gestiones que a mi mujer y a mí nos habían llevado hasta allí; y dado que era una hora muy adecuada para el aperitivo, nos pusimos a buscar infructuosamente alguna terraza donde tomar una cerveza. Después de varios intentos fallidos, al borde de la desesperanza, decidimos cambiar de distrito. Cruzamos La Castellana y nos introdujimos en el de Salamanca. Ídem de Ídem, hasta que, en una cafetería, arrinconados en su exigua barra, pudimos resarcirnos de los agravios recibidos por los hosteleros madrileños, mientras las mesas de alrededor, sin comensales, pero protegidas por manteles y cuberterías, despertaban nuestra envidia.
Esto ya no es lo que era. Puedo soportar muchas cosas porque la vida me ha ido endureciendo poco a poco. Pero que me priven del placer de perder el tiempo sentado en una terraza, con una cerveza bien tirada frente a mí y un plato de gambas blancas pidiendo a gritos que cumpla con mi obligación de saborearlas, es algo que me resulta demasiado duro. Sé que, como decía arriba, todavía quedan reductos que resisten la barbarie de las modas; pero cuando antes no tenía ninguna preocupación al elegir el lugar de mis paseos, porque fuera donde fuera había con seguridad alguna terraza disponible, ahora tengo que pedirle a Google que me oriente.
Si seguimos así, hasta desaparecerá el nombre de bar, pero no para recuperar el antiguo y bonito de taberna, sino para sustituirlo por el de restaurante, con un gran cartel en la puerta que diga: prohibida la entrada a los que sólo buscan perder el tiempo dando coba a una simple cerveza y a una mísera tapa, porque apenas dejan dinero y no están los tiempos para larguezas.
Deberían dejar siempre una zona de mesas reservada para los artistas del tapeo; pero yo no soy hostelero, claro, y no entiendo mucho del negocio, sólo puedo opinar desde el punto de vista del consumidor; mas considero que debe o debería haber una diferencia entre los conceptos de bar, restaurante y cafetería, y según cada concepto, aplicar unas u otras peculiaridades. Yo supongo que todo esto tiene que ver con los impuestos que se paguen al Fisco según se trate de uno u otro negocio y, claro, en una ciudad gobernada por la derecha, supongo que cada establecimiento hará lo que mejor le venga en gana, y en otra ciudad en que gobierne la izquierda, todo debería estar más controlado.
ResponderEliminarFernando, mucho me temo que esto nada tiene que ver con las ideologías, porque se está extendiendo por todas partes. En cualquier caso, los artistas del tapeo seguimos encontrando lugares dónde practicar nuestro arte, aunque, como digo arriba, necesitemos ayuda de Google.
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