En realidad, esta modalidad no es para nosotros algo nuevo, porque siempre hemos alternado los viajes al extranjero con los recorridos por España. Pero lo que sí es una novedad es la frecuencia, que ahora, al disponer de más tiempo, procuramos que sea mayor que antes. Por eso, ya tenemos preparadas algunas de las excursiones que nos proponemos hacer este año, con las reservas de los hoteles cerradas. Si surgen inconvenientes de última hora siempre se pueden cancelar, pero anticiparnos nos ayuda a planificar mejor.
Como nos encantan las estancias en los paradores, siempre que es posible los utilizamos. Suelen estar situados en lugares emblemáticos y por tanto en comarcas que despiertan nuestra atención. No nos importa que sea verano o invierno, que haga calor o frío. Lo único que nos podría disuadir es la lluvia; pero las previsiones que hacen en nuestros días los meteorólogos inspiran confianza, lo que no impide que algunas veces nos hayamos llevado algún chasco. En estos casos, cuando la lluvia nos sorprende en pleno viaje, no cabe otra alternativa que volver a planificar itinerarios y sacarle el máximo provecho a la situación. Todo menos volver precipitadamente a casa.
Los viajes constituyen además una buena fuente de inspiración. Por eso tomo notas y redacto después mis impresiones, un complemento que me resulta muy gratificante. Aunque no siempre lo haya hecho, me propongo escribir y publicar los que hagamos en adelante, aunque sepa que llegará un momento en el que ni estas cómodas excursiones nos apetecerán, entre otras cosas porque dependemos de nuestro coche y la capacidad de conducir tiene fecha de caducidad.
El próximo viaje será en febrero a Ávila, desde donde nos proponemos explorar la vertiente norte de la sierra de Gredos, las comarcas ribereñas del Tormes y por supuesto la propia ciudad, que, aunque la hayamos visitado en varias ocasiones, sabemos que nos quedan muchos rincones por descubrir. Parece ser que es la capital de provincia más alta de España, por lo que el frío está garantizado. Pero como confiamos en que en esas fechas no estén las carreteras nevadas, no hay por qué arredrarse.
Después vendrán otras excursiones, como una a Ribadeo, cuya reserva en el parador ya está hecha y los planes correspondientes en desarrollo. Hace dos años visitamos la Mariña Occidental -Porto do Barqueiro-, por lo que con este viaje nos proponemos conocer la Oriental, y así rematar nuestras impresiones sobre el fascinante litoral lucense. Además, haremos alguna incursión en Asturias, situada al otro lado de la ría del Eo.
Lo cuento hoy aquí, porque, si las
fuerzas no me flaquean, en su momento escribiré mis impresiones en este blog.
Confesarlo por adelantado es una manera de comprometerme con los que se asoman de cuando en cuando a estas "irreflexiones". Mi amor propio me impedirá así echarme después atrás.
Preparación, desarrollo y recuerdos: tres buenos momentos de un viaje.
ResponderEliminarNosotros, a la hora de elegir el lugar de dormir, somos más de improvisar: allá donde nos empiece a entrar cansancio, es donde establecemos la residencia nocturna, y, mientras uno conduce, el copiloto va buscando, mediante el teléfono móvil, alojamiento en las localidades cercanas por donde hayamos de pasar.
Para el verano que viene, si la fortuna acompaña, estamos empezando a valorar la posibilidad de hacer parte de ese recorrido que anuncias: Lugo y Asturias. Así que, de modo imaginario, ya hemos empezado a viajar por todas esas montañas y caminos sinuosos.
Os deseamos mucha suerte y buenos viajes para disfrutar y para contar.
Fernando, en lo de la improvisación del alojamiento influye la edad. Cuando se tiene la mía, a casi nadie le gusta correr riesgos.
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