En relación con este asunto, el otro día un amigo me contaba que acababa de visitar a una tía suya, octogenaria y monja de clausura. Ella era la única española en el convento, porque todas las demás procedían o de Hispanoamérica o de Asia. Ya sé que alguno pensará que nada tiene que ver lo uno con lo otro, la falta de costaleros con la disminución de vocaciones religiosas. Pero lo cierto es que se trata de dos visiones distintas de un mismo fenómeno, el del avance del laicismo en la sociedad española.
Utilizo la palabra laicismo en el sentido de independencia o frialdad ante la religión. No quiero entrar en profundidades que pudieran rozar la sensibilidad de los creyentes, porque se trata de un asunto muy delicado y controvertido. Pero lo que no se puede negar es que la sociedad española cada vez está más alejada en su conjunto del hecho religioso. No pretendo decir que exista hostilidad contra la Iglesia, sino simplemente indiferencia.
Creo que nunca hubiera entrado en este tema si no fuera por la noticia de los costaleros de alquiler, que cuando la oí no daba crédito. A mí me parece muy significativa, porque pone de manifiesto que en una sociedad desarrollada cada vez son menos los que están dispuestos a sacrificarse por unas ideas religiosas, lo que significa que el número de indiferentes aumenta día a día. Porque el caso de la monja de clausura, una sola española entre una docena de extranjeras, es algo que también se puede ver en los altares de las iglesias españolas, en los que cada vez hay más extranjeros y menos españoles oficiando misas y pronunciando homilías.
Quizá por eso del avance del laicismo, muchas parejas de hoy deciden no bautizar a sus hijos, cuando hasta hace muy poco nadie se hubiera atrevido a salirse de la costumbre. El otro día vi una película en la que en una comisaría belga le preguntaban durante un interrogatorio a un español que si estaba bautizado. La contestación fue categórica: en España todos estamos bautizados porque es una tradición.
Lo dejo aquí, porque esto de los costaleros ya no da más de
sí. Al menos de momento.
Antes de ponerme a leer el último artículo, titulado "Paz social", acabo de leer que Ayuso tuvo que llamar a los bomberos para ayudar a trasladar un paso.
ResponderEliminarFernando
No lo sabía. Debe de ser porque cuando los milagros no se producen hay que acudir a Protección Social. Es conveniente tener siempre un plan B.
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