Aunque el PP haya revalidado la mayoría
absoluta que ya tenía y el PSOE se haya pegado un batacazo, ni voy a alabar a los primeros
ni a denigrar a los segundos, porque ninguna de las dos cosas me ha sorprendido. Voy a decir simplemente lo que ya dije hace años, que la aparición de las izquierdas a la izquierda del partido socialista
ha sido el peor acontecimiento que le haya podido suceder, no sólo al PSOE, sino a los progresistas de este país en general.
Entonces lo expresaba como una opinión y ahora lamentablemente constato un hecho.
Los herederos del 15 M le han hecho un flaco favor a la
izquierda. Nacieron para asaltar los cielos, combatieron contra la
izquierda moderada acusándola de estar vendida a la derecha, se pelearon entre sus
distintas familias como los escolares en los patios de un colegio, presumieron de
haber crecido como la espuma, alardearon de ser el soporte necesario para que el
PSOE pudiera gobernar, se estancaron, se dividieron, decrecieron y, como
consecuencia, debilitaron la posición del partido socialista, el único en la
izquierda con capacidad de ser alternativa a las derechas de este país, como se ha demostrado desde que volvió a España la democracia. Cuatro legislaturas con Felipe González, dos con Zapatero y una y pico con Sánchez; frente a dos con Aznar y dos con Rajoy. Si se me permite la expresión coloquial, goleada.
Que el PSOE haya perdido tantos votos en Galicia, que Sumar
no haya conseguido ni un solo escaño y que Podemos ni esté ni se le espere es
un evidente ejemplo de a lo que está llegando la izquierda con implantación en
todos los territorios. Como consecuencia, y como votos progresistas sigue y seguirá
habiendo, muchos votantes decepcionados se refugian en las izquierdas
nacionalistas, aumentando con ello la división en el ala progresista.
Se le pueden dar más vueltas, tantas como se quiera. Pero lo
cierto es que la izquierda está tocada, no digo de muerte, pero sí de gravedad.
Es cierto que estas divisiones son históricas, no acaban de nacer; pero no lo
es menos que los asamblearios de Pablo Iglesias -¿dónde está?- han hecho mucho
daño, han torpedeado con sus utopías, con sus pretensiones desmedidas a la
única izquierda que es posible en la Europa actual, la de los pies en la
tierra, no la del asalto a los cielos.
La buena noticia es que se estaría a tiempo de rectificar.
Pero para ello los dirigentes socialistas deberían armarse de realismo y dejarse de justificaciones. Porque aunque sea cierto que la
estructura del PSOE sigue siendo sólida, con implantación en todas las
comunidades, y que el modelo de Galicia no es extrapolable ni a otras comunidades ni mucho menos a unas elecciones generales, hay ocasiones en las que conviene poner las barbas a remojar.
No puedo estar más de acuerdo. Las peleas de patio de colegio, no llevan a ningún lado. “Yo no he sido, yo no he sido”…Creo que para salír de esta situación hay que centrarse en la solución y no en el problema
ResponderEliminarPero lamentablemente están descentrados. No quisiera exagerar, pero mucho me temo que si el ala progresista no reacciona con contundencia, no tardará en llegar un nuevo ciclo político, esta vez dirigido por la derecha y por la extremaderecha
EliminarEs totalmente ridículo: un solo partido de derechas (no sé siquiera si VOX se presentó en Galicia) frente a cuatro, presuntamente, de izquierdas.
ResponderEliminarCreo que los de Sumar deberían haberse presentado en coalición con el PSOE (aunque no creo que a este último le interese tal alianza preelectoral) o, directamente, no haberse presentado.
Fernando, para mí lo más preocupante es que el ridículo espectáculo que ha dado la izquierda no nacionalista en Galicia se puede extrapolar al resto de España. Como dice el proverbio, que se aten los machos no vaya a ser que pierdan los zapatos.
ResponderEliminarA pesar de que favorecen la existencia de castas políticas y cierto grado de estancamiento, soy partidario del bipartidismo civilizado, es decir lejos de la polarización. Puede no ser lo óptimo, pero sí lo preferible.
ResponderEliminarAlfredo, yo creo que entre el bipartidismo y la fragmentación actual hay términos medios. Los partidos bisagra siempre han funcionado. Pero bisagras de verdad, no imitaciones de otros, no inventores de pólvoras que ya estaban inventadas, generalmente en torno a personajes que acceden a la política como "redentores de la humanidad". En los dos lados, en la izquierda y en la derecha.
EliminarEn cualquier caso, prefiero como tú el bipartidismo a la atomización.