16 de junio de 2024

El desplome de la izquierda radical

 

Soy de la opinión de que el nacimiento de Podemos dañó a la izquierda en su conjunto y creo que ahora, con su caótica evolución de divisiones sucesivas y amalgamas forzadas, continúa perjudicándola. No voy a negar que en su momento el PSOE necesitara un cierto revulsivo que lo sacara del aletargamiento, pero la manera con la que los del 15 de Mayo irrumpieron en la política nacional, atacando al partido socialista y a todos los que no comulgaran con sus ideas redentoras, dividió a los progresistas y, como consecuencia, perjudicó el avance de las reformas de carácter social. Yo en su momento opiné que cuando la pólvora ya está inventada tiene poco sentido volver a inventarla. En aquel momento vaticiné que los emergentes tenían poco recorrido. Hoy Ciudadanos está totalmente fuera de juego y Podemos desangrándose poco a poco.

El resultado de las elecciones europeas ha puesto varias cosas en evidencia. Son tantas, que no voy a entrar hoy en detalles. Pero sí señalaré que los 22 escaños del PP y los 20 del PSOE apuntan hacia una vuelta del bipartidismo, otro de mis vaticinios de entonces. El estigma de la ultraderecha, reforzado ahora con la estrafalaria aparición en escena de Se acabó la fiesta, está ahí, pero en cierto modo contenida por la victoria de los populares y la resistencia de los socialistas. Por otro lado, la izquierda radical se ha pegado un batacazo, tanto el Podemos original como su escisión Sumar. Estos últimos, además, han dejado a dos de sus socios, Izquierda Unida y Más Madrid, fuera del congreso europeo, algo que verdaderamente sorprende. Los independentistas catalanes salen tocados, con lo que vamos a ver que sucede con la estabilidad del gobierno central.

Pero de todo ello lo que a mí como socialdemócrata más me preocupa es la división de la izquierda a la izquierda del PSOE, una situación que los está llevando a la insignificancia política, cuando decían que llegaban para acelerar las políticas progresistas. Seguir creyendo que la radicalidad izquierdista es la panacea universal resulta demencial, sobre todo cuando las derechas y las ultraderechas avanzan por toda Europa. Pero lamentablemente los personalismos de algunos de sus líderes y la miopía de una cierta capa del progresismo, que prefiere las etéreas reivindicaciones utópicas a la gobernanza real moderada, no parece que vaya a cambiar, para regocijo de los conservadores que junto a sus adláteres de la ultraderecha siguen avanzando.

En los partidos situados a la izquierda del PSOE se han empezado a producir dimisiones, junto a promesas de hacer autocrítica. Pero si uno analiza estos movimientos internos con detenimiento, observará que no son más que pequeñas maniobras para salvar los muebles de la inundación, para sobrevivir. No se ve preocupación por el daño causado, sólo inquietud por las posiciones personales de sus líderes. Alegrarse por mantenerse a flote, como le he oído decir a alguna dirigente de Podemos, es una demostración de lo que realmente pasa por su subconsciente. Ni una sola lamentación por haber dejado el terreno abierto a los partidos conservadores para que recuperen el poder y vuelvan a sus políticas neoliberales.

Lamentablemente esta situación no parece tener solución a corto plazo. De manera que, aunque el gobierno de coalición intentará sobrevivir hasta agotar la legislatura, mucho me temo que la radicalidad y la utopía reformadora hayan vuelto una vez más a detener el progreso, una auténtica paradoja, un verdadero sinsentido. ¡Cuándo aprenderán!

3 comentarios:

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