La anécdota que acabo de mencionar viene a cuento del debate
abierto ahora en España sobre la posición de algunos juristas en contra de la llamada ley
de amnistía, propuesta por el poder ejecutivo y aprobada por el legislativo por mayoría absoluta. Si unos cuantos jueces y fiscales se manifiestan en contra de su articulado, habrá que contestarles como contestó
la Thatcher a su general, porque el poder judicial no puede interferir las
decisiones políticas, de la misma manera que los estados mayores están
obligados a obedecer las órdenes que les dicte su gobierno.
Otra cosa será que intervenga el Tribunal Constitucional y
considere que existe algún aspecto de la ley que vulnera los principios
constitucionales y, como consecuencia, el gobierno se vea obligado a modificar la redacción actual.
Pero si eso no sucede, las opiniones personales de los jueces no son más que
eso, opiniones personales, por mucha que sea la honorabilidad que emane de sus
figuras. Precisamente en eso consiste el tan renombrado principio de la separación de poderes.
Yo diría que, a pesar de las dificultades que en ocasiones
surgen para mantener este principio en el que se basa el funcionamiento de la
democracia, aquí, en España, funciona. Es cierto que en ocasiones se producen
roces y fricciones, pero suelen ser a nivel personal, casi nunca nunca institucional. Es
verdad también que algunos intentan desde la política manejar el poder judicial
a su conveniencia, como por ejemplo el flagrante caso del bloqueo a la renovación del Consejo
General del Poder Judicial, mezquina maniobra de la oposición a la que estamos
asistiendo desde hace años. Pero, a pesar de estas disfunciones, insisto, el equilibrio se mantiene.
Nuestra democracia no sólo es joven, sino que además nació
sin grandes rupturas a partir de una dictadura muy consolidada, circunstancia que tiene el valor de que entonces no se produjeran tensiones sociales, pero el
inconveniente de que muchos vicios de la época anterior prevalecen. La
judicatura, aunque ya no queden juristas procedentes del franquismo, mantiene
en su seno cierta melancolía autoritaria, aunque no como institución sino a
título personal. Pero en democracia la corriente arrastra a las partes, por
mucha resistencia que se ponga a los avances. No olvidemos nunca que, además
del sistema de recursos judiciales ante instancias superiores, está Europa, una garantía más de que no es posible
sacar los pies del plato.
En cualquier caso, a esos jueces y fiscales que critican a
título personal la aprobación de algunas leyes habrá que contestarles, cuando
levanten la voz, lo que le dijo Margaret Thatcher al militar de alta graduación:
¿y…? Se quedarán sin respuesta a la pregunta.
Desde luego los jueces tienen que aplicar la Ley y no cuestionarla. Otra cosa es que, al aplicarla, la interpreten, consciente o inconscientemente, según sus principios. Pero la interpretación tiene sus límites.
ResponderEliminarEl estamento judicial es mayoritariamente conservador. Por eso la postura del PP de que sean los propios jueces los que nombren lo vocales del CGPJ no es inocente.
Lo ideal sería un acuerdo entre los partidos que controlan Congreso y Senado, pero a falta de acuerdo, el PP debería aceptar la regla establecida.
Dicho esto, entre lo malo y lo peor, me parece personalmente preferible que sean los jueces y no los políticos, los que controlen el CGPJ. Pero se me puede decir ¿Y? Entonces tendría que callarme.
Alfredo, yo prefiero que los nombramientos de los jueces procedan de la voluntad de los ciudadanos y no de la propia corporación, puesto que esta última posibilidad deriva en la endogamia y en el mantenimiento de los privilegios. Tú sabes muy bien que hay países de indudable historial democrático en los que son los ciudadanos directamente los que eligen a los jueces. Yo aquí me conformo con que los nombramientos se hagan a través del Congreso, al fin y al cabo la representación de la voluntad popular. De esa manera se recoge, no sólo el sentir de los mayoritarios, también el de los minoritarios. Eso es democracia.
EliminarEstoy de acuerdo contigo en que la postura del PP no es inocente.
A día de hoy parece que por fin hay desbloqueo del CGPJ.
ResponderEliminar¡Aleluya!
El de arriba es Fernando
ResponderEliminarAleluya. Habrá que ver en qué consiste el acuerdo, porque a veces no es oro todo lo que reluce.
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