La sensación que a mí me da cuando oigo las invectivas de
los líderes de la oposición contra Pedro Sánchez es que padecen una
obsesión en grado superlativo, una fijación mórbida,
enfermiza y patológica. No hablan de él como político, sino como si fuera el
enemigo público número uno. No censuran sus iniciativas políticas, sino que se
enredan en acusaciones indemostradas y puede que indemostrables. No utilizan un
lenguaje político o un estilo parlamentario, sino la más vulgar de las
retóricas barriobajeras. No proponen ninguna alternativa, sino simplemente le
piden que se vaya, que dimita, que les deje el campo libre. En definitiva, no
hacen oposición democrática, sino tan sólo gritan, tan fuerte como pueden y con
tanta mala baba como son capaces.
A mí esa actitud me parece tan ridícula, tan pueril y sobre
todo tan inútil, que he llegado a la conclusión de que en vez de perjudicar al
objeto de sus desvelos lo están favoreciendo con tanta monserga, porque salvo a
sus incondicionales, y a éstos no hay que convencerlos, al resto de los españoles les tiene que sorprender un
estilo tan descarnado y tan vulgar. El otro día, sin ir más lejos, el señor
Feijoo, en un alarde de ocurrencia sobrevenida, le dijo a Sánchez desde el atril de un
mitin que ya no le pedía que se fuera, sino que esperaría a que las urnas lo "echaran" democráticamente. A mí me parece que el subconsciente traicionó al
líder conservador, porque si antes no confiaba en que el juego democrático
decidiera el futuro político del presidente del gobierno, ¿a qué se refería
cuando gritaba que los españoles lo iban a echar?
Por otro lado, las contradicciones en que caen con tanto acaloramiento
son llamativas. Acusan a Sánchez de totalitario, de usurpar las instituciones,
y al mismo tiempo confían en que las urnas, las únicas capaces de cambiar o
mantener gobiernos democráticos, quiten a Sánchez de en medio. Puede ser, no lo descarto,
que por fin hayan llegado a la conclusión de que hay legislatura para rato y
hayan decidido cambiar de estrategia.
Además, en su desesperación cometen errores políticos de
bulto. El empeño que pusieron en evitar que Teresa Rivera fuera nombrada vicepresidenta
del ejecutivo europeo se quedó en agua de borrajas, porque la desfachatez que
se sacaron de la manga para tapar la ineptitud de su compañero de filas el
señor Mazón se convirtió en un auténtico fracaso. No sé con qué cara tratarán
ahora a la presidenta Úrsula von der Leyen ni con que fuerza moral hablarán a
partir de este momento con sus colegas europeos. Un auténtico fracaso político
que Feijóo ha convertido, gracias a sus obsesiones patológicas, en un éxito rotundo
de Sánchez.
En un estado democrático se gobierna cuando se tiene el
respaldo social suficiente. Feijóo, que llegó a decir en un alarde de
ingenuidad política que no era presidente porque no quería, no lo tiene, aun
contando con el apoyo de la ultraderecha. Pero en vez de reconocerlo, y en
consecuencia hacer una oposición inteligente pensando en las elecciones de
2027, ha optado por el berrinche y por las maniobras descalificadoras.
Yo creo que sería bueno que reflexionaran, que censuraran sin
apasionamiento las capacidades del gobierno actual, pero que al mismo reconocieran que están
más solos que lo han estado nunca. Porque de otra manera, están favoreciendo
sin querer a su enemigo público número uno.
Así, señores de la oposición, no van ustedes a ningún sitio y tendrán que esperar tres años más. Entonces, cuando llegue el momento, ya se verá qué sucede. Y, suceda lo que suceda, será lo que los ciudadanos hayan decidido.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarMe gustaría tener una oposición que hiciera crítica constructiva y racional.
Fernando
Lo que sucede es que han escogido esta estrategia y puede que les esté dando buenos resultados. A muchos ciudadanos les entra con más facilidad en los oídos las acusaciones de presuntos casos de corrupción que las complejas discusiones técnicas. Al fin y al cabo lo que pretende el PP es echar como sea del gobierno a la izquierda. Con Felipe González, al que tanto alaban ahora, ya sucedió y lograron su propósito. Hay precedentes.
Eliminar¿Te imaginas al airado Sr. Feijóo en una reunión de la Unión Europea o del G20? ¿Por qué los dirigentes del PP no piensan en eso?
ResponderEliminarPorque en las europeas aún podría hablar con el de Portugal, pero en las del G20 ... ¡Ah sí, con Bolsonaro!
Angel
Todavía recuerdo al señor Rajoy buscando a su colega portugués en las reuniones de Bruselas cuando se formaban los consabidos corrillos. También a Aznar diciéndole a un grupo de universitarios americanos "Bush is my friend", en vez de "Bush is one of my friends", despertando guiños entre los asistentes.
EliminarAhora Sánchez ha dejado el listón muy alto, por lo que si
Feijóo llega a la Moncloa lo va a pasar muy mal.