Se le puede dar muchas vueltas a lo que está sucediendo, pero al final sólo hay una explicación, que Europa es
muy débil desde el punto de vista de la defensa en el contexto internacional.
Es verdad que sus miembros disponen en mayor o menor medida de fuerzas armadas
bien entrenadas y equipadas, pero la integración entre ellas es baja. Se
entienden dentro del entorno OTAN, pero fuera de este paraguas no hay ninguna
conexión.
Pero en la OTAN está EE. UU., de manera que si Trump decide
hacer su política internacional sin contar con sus socios atlantistas, la
fortaleza militar de Europa se queda en agua de borrajas. Por eso ahora ha
aparecido de repente entre los líderes europeos una enorme preocupación por
aumentar el gasto militar y salir de la tutela americana. Se empiezan a oír
truenos y se invoca a santa Bárbara.
Desde mi punto de vista, sin perjuicio de que
inevitablemente es necesario reforzar las capacidades militares de cada uno de los
países de la UE, esto no basta. Lo que de verdad urge es la unificación del
mando, la creación de unos estados mayores conjuntos y el establecimiento de
planes de defensa comunes. Es decir, que Europa se dote de unas fuerzas armadas
propias, al servicio de su defensa colectiva y de la disuasión frente a las amenazas de terceros.
Es verdad que conseguir lo anterior cuesta dinero y no lo es
menos que la radicalidad de cierta izquierda se opondrá con vehemencia y
tachará estos planes de belicistas. Pero si Europa no se dota de unas fuerzas
armadas que permitan que no se la ningunee en el panorama internacional,
quedará a merced de los caprichos de las otras dos grandes potencias, EE. UU. y
Rusia. De manera que de nada servirá que
seamos un club de países prósperos, porque nuestro bienestar estará siempre
subordinado a los intereses de otros.
En definitiva, hay que integrar capacidades antes de
incrementarlas. Es preciso coordinar esfuerzos, porque una vez más la economía
de escala se impone. De nada sirve gastar más si no se racionaliza el gasto.
Tampoco es útil reorganizar las estructuras funcionales de los ejércitos de cada
país sin tener en cuenta la global. Dos y dos pueden sumar tres o cinco.
Depende de la integración de los sumandos.
Es una pena que al final todo deba resolverse con la fuerza y la intimidación, pero parece que no queda otra frente a las amenazas imperialistas de esas grandes potencias.
ResponderEliminarFernando
La Defensa en el contexto internacional es equivalente a la Seguridad Ciudadana en cada país. De la misma manera que nunca se puede estar seguro de que tu vecino no te robará si dejas la puerta abierta, las naciones nunca lo estarán de que otra más fuerte le imponga sus condiciones. No se puede renunciar ni a tener una buena policía ni a disponer de una fuerzas armadas con capacidad disuasoria. Las utopías pacifistas no son más que eso: utopías.
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